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600 años de la ley sobre cacería de brujas en Europa

Mujeres bajo sospecha en el medievo

La baja edad media fue una etapa de profundas transformaciones sociales, económicas y religiosas en Europa. La crisis de la Peste Negra, las guerras constantes y las tensiones religiosas crearon un ambiente de gran inseguridad y ansiedad. En este contexto, la figura de la bruja se convirtió en un chivo expiatorio ideal para las desgracias y los males que afligían las comunidades.

Ordenaciones d'Àneu (1424), el primer texto legal sobre la brujería en el continente europeo 

Las Ordenaciones de Àneu son un testimonio de cómo estos miedos se codificaron en leyes locales. Este documento legal, aprobado por las autoridades locales del valle de Àneu, establecía las bases para la persecución y el castigo de las supuestas brujas. Entre las medidas incluidas en estas ordenaciones estaba la tortura como método de obtención de confesiones y la pena de muerte como castigo para aquellas consideradas culpables de brujería. Estas ordenaciones , promulgadas en 1424 marcan un momento crucial en la historia de la caza de brujas en Cataluña y en todo el continente europeo.

Este julio se conmemoran 600 años de las ordenaciones de Àneu, la ley más antigua sobre la cacería de brujas. Con motivo de esta efeméride, el Instituto de Investigación en Culturas Medievales de la Universidad de Barcelona, junto con el Consejo Cultural de Les Valls d'Àneu y el Festival Dansàneu, han organizado un congreso internacional que ha reunido a expertos para analizar este oscuro capítulo de nuestra historia.

Acceso a las entrevistas en el Congreso Internacional sobre la Cacería de Brujas en Barcelona. INEDIT AGENCIA

Acceso a las entrevistas en el Congreso Internacional sobre la Cacería de Brujas en Barcelona. INEDIT AGENCIA

Las Ordenaciones de Àneu no fueron un caso aislado, sino parte de un movimiento más amplio en Europa que culminó con la redacción del famoso Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas) en 1487, un manual de caza de brujas escrito por los inquisidores Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. No obstante, las ordenaciones catalanas fueron pioneras en establecer un marco legal claro para la persecución de la brujería.

"Cataluña forma parte de lo que llamamos la cuna de la cacería de brujas europea"

Tal y como destaca Pau Castell, profesor investigador de Historia Medieval en la Universidad de Barcelona, estas Ordenaciones marcaron el inicio de la persecución abierta de la brujería en Cataluña y en todo el continente europeo: "de hecho, Cataluña forma parte de lo que llamamos la Cuna de la cacería de brujas europea", subraya.

Este documento detallaba los procedimientos a seguir para la captura, el juicio y el castigo de las supuestas brujas. Se establecía, por ejemplo, que cualquier persona acusada de brujería debía ser arrestada inmediatamente y sometida a interrogatorio, a menudo bajo tortura. Las Ordenaciones también preveían la confiscación de los bienes de los acusados, una práctica que a menudo motivaba las denuncias, ya que permitía a las autoridades y a algunos miembros de la comunidad apropiarse de las posesiones de las víctimas.

Brujas en la literatura

Esta caza de brujas dejó una huella profunda en la memoria colectiva y la cultura popular de muchas regiones. Las historias de brujas, los procesos y las ejecuciones se convirtieron en parte del folclore local, perpetuando la imagen de la bruja como encarnación del mal.

Según la profesora Meritxell Simó, directora del Instituto de Investigación de Literatura Medieval de la UB, la literatura jugó un papel crucial en la construcción de la imagen de la bruja: "La bruja es una figura tardomedieval y moderna. Yo que me dedico sobre todo al siglo XII y XIII, no hay brujas en la literatura: hay hadas, hay mujeres meras, heredadas de la mitología celta y otras mitologías, que se incorporan en esta literatura en forma de mujeres con poderes a veces beneficiosos y a veces no tanto. En el siglo XIII, estas figuras son objeto de un proceso de racionalización y cristianización, y es cuando empiezan a convertirse en lo que al final de la edad media serán las brujas", afirma.

La figura de la bruja servía para estigmatizar y controlar a las mujeres

Simó también asegura que la figura de la bruja servía para estigmatizar y controlar a las mujeres, especialmente aquellas que practicaban formas de saber alternativas y que eran de transmisión femenina, como el cuidado de los enfermos y la asistencia en nacimientos y muertes. A esta percepción se suma también Constanza Cavallero, investigadora de la Universidad de Buenos Aires, quien remarca que la persecución estaba totalmente vinculada con el género: "Las mujeres perseguidas eran mujeres que no se adecuaban a las expectativas de la sociedad; no estaban subordinadas al poder masculino, no vivían la sexualidad de la manera esperada o eran marginadas social y económicamente vulnerables", explica.

En el caso de América latina según apunta Cavallero la persecución se centró más en la extirpación de idolatrías indígenas que en la cacería de brujas propiamente dicha.

La cacería de brujas es un hecho que forma parte de la memoria histórica; Investigaciones como las realizadas por Castell, Simó y Cavallero son fundamentales para comprender cómo el miedo y la ignorancia desencadenaron injusticias masivas, afectando especialmente a las mujeres que poseían y transmitían conocimientos alternativos. La conmemoración de los 600 años de las Ordenaciones de Àneu sirve como recordatorio de la importancia de preservar la historia para evitar repetir los errores del pasado.

 

Fuente: Inèdit Agencia

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