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Vuelta al colegio, vuelta al sedentarismo

La inactividad física crece durante el curso escolar

La inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial. Se estima que 3,2 millones de personas mueren anualmente por el sedentarismo.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), al menos un 60 % de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Esto se debe, en parte, a la insuficiente elección de la actividad física como opción válida durante el tiempo de ocio y a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas.

El 60 % de la población mundial no realiza la suficiente actividad física

Los niveles de inactividad física son especialmente elevados en gran parte de los países desarrollados y en vías de desarrollo, y España es uno de los países que también se ven afectados por esta epidemia mundial que ha acarreado consigo la modernización.

Así lo demuestran los datos del INE que se recogen en la encuesta de sedentarismo de 2017, en los que se refleja que el 39,9 % de los hombres y el 40 % de las mujeres no realizan ningún ejercicio físico.

Si desglosamos estas cifras por edades, vemos que el 60 % de los adolescentes y jóvenes entre 14 y 24 años son sedentarios, de ellos el 23,2 % son hombres y el 37,2 % son mujeres.

En España el 60 % de los adolescentes y jóvenes entre 14 y 24 años son sedentarios

Causas del sedentarismo infantil

Aunque parezca contrario a lo que nos dictaría la intuición, la mayor reducción de actividad física a lo largo de la vida no se produce en la adultez, sino que empieza en el período de la infancia y la preadolescencia.

Existen diferentes factores que pueden explicar por qué el descenso de actividad física se intensifica en este periodo vital asociado al desarrollo y al movimiento. Algunos de estos factores dependen básicamente de la situación social y económica actual de cada país, pero otros, como los siguientes, son comunes:

Factores fisiológicos: el propio desarrollo del niño tiende, de forma natural, a provocar una disminución en la actividad física, dedicándole más tiempo y atención a temas relacionados con el estudio y el rendimiento escolar. El momento más crítico es el de inicio de la pubertad, cuando el niño se vuelve más sedentario y se juntan dos factores externos: el incremento de exigencia académica y el incremento de exigencia deportiva en las actividades vinculadas al ejercicio físico.

Factores socioculturales: la forma de divertirse y de pasar los ratos de ocio ha cambiado. A principios del siglo XX se jugaba en espacios abiertos propios de la vida rural o reservados para ello en las ciudades. A partir de los años noventa la televisión, los ordenadores y por último los dispositivos móviles fueron desplazando los juegos físicos, realizados en colectividad y en espacios abiertos, por pasar horas sentados delante de pantallas después de la jornada escolar (Cigarroa, Sarqui & Zapata-Lamana , 2016).

 España dedica entre una hora y media y dos horas a la semana a Educación Física en la etapa de Primaria, mientras que el Parlamento Europeo aconseja un mínimo de tres horas semanales

Los horarios escolares han ido sustituyendo las ofertas de ocio y de juego libre por actividades dirigidas en espacios cerrados. Un estudio de la Universidad de Michigan indica que la mayoría de colegios de EE. UU. han reducido hasta en un 25 % las opciones del juego libre y un 50 % las actividades al aire libre frente a ofertas de actividades académicas. A todo esto, en nuestro país se suma el poco peso que tiene en el currículo académico la asignatura de Educación Física en el caso de los niños de Primaria, asignatura que además desaparece en las etapas de Secundaria, donde se pasa de 105 horas al año a 35 horas en 4.º de la ESO. Estadísticamente, un 80 % de los niños españoles solo hacen deporte en la escuela, según Eurydice. España dedica entre una hora y media y dos horas a la semana a Educación Física en la etapa de Primaria tal como indica el Real Decreto 126/2014, mientras que el Parlamento Europeo aconseja un mínimo de tres horas semanales para esta etapa escolar (Vázquez & Salt, 2016).

La superpoblación y la organización de los espacios en las ciudades está en desacuerdo con el hábitat natural del ser humano: la superpoblación obliga a dedicar parte del territorio a las edificaciones y al tráfico de vehículos, lo que impide la conservación de espacios abiertos para practicar deporte, incide en que la calidad del aire sea mala a causa de la contaminación, no existan instalaciones deportivas y recreativas gratuitas y la mayoría de parques estén alejados de las ciudades y, por tanto, de la gente. Desde la pandemia se ha agilizado la pacificación de las ciudades dando prioridad a la creación de zonas verdes y refugios climáticos, potenciando la movilidad sostenible tal como indica la Agenda 2030, así que todo ello favorecerá la lucha contra el sedentarismo, una enfermedad que mata.

Un panorama global igual de sedentario

El aumento de esta tendencia al sedentarismo es una cuestión que preocupa a nivel nacional e internacional, puesto que las enfermedades no transmisibles asociadas a la inactividad física son el mayor problema de salud pública en la mayoría de los países. Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el sedentarismo multiplica por 4 el riesgo de sufrir hipertensión, incrementa un 18 % el consumo de medicamentos, y aumenta los casos de cáncer de mama y de colon un 10 % y un 40 %, respectivamente. Además, las personas sedentarias viven siete años menos que las que realizan una actividad física adecuada.

La OMS recomienda en el grupo de 5 a 15 años la realización de actividad física vigorosa o moderada durante un mínimo de 60 minutos al día


Recomendaciones para crear rutinas de actividad

Por ese motivo, junto al toque de atención, la OMS lanzó una serie de recomendaciones sobre la cantidad mínima de actividad física a incluir en nuestra rutina para mejorar nuestra salud, y aquí se entiende por actividad física «cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Ello incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas».

  • Personas de 5 a 17 años: deberían realizar 60 minutos de actividad física vigorosa, aunque se considera mucho mejor si superan dicha cantidad.
  • Personas de 18 a 64 años: se les aconseja practicar al menos 150 minutos semanales de actividad moderada en periodos no inferiores a los 10 minutos.
  • Personas mayores de 65 años: deben mantenerse tan activos como se lo permita la salud. Lo ideal sería realizar ejercicios tres veces por semana para mejorar el equilibrio y evitar las caídas.

El objetivo de establecer unos mínimos es marcar un punto inicial para luego ir incrementando gradualmente la duración, frecuencia e intensidad de la actividad física, porque los humanos estamos hechos para la movilidad. El sedentarismo nos deshumaniza. La caminata, el trote y la carrera responden a esa necesidad vital que la cultura moderna ha relegado. Recuperarla mediante la programación de eventos específicos va en la dirección de una elección consciente por la salud, y es humanizadora.

Bibliografía:

Vázquez, I., Salt, M. (2016). Comparación del área de Educación Física en distintos sistemas educativos. Trabajo Fin de Grado de Didáctica de la Educación Física. Universitat Jaume I.

Cigarroa, I., Sarqui, C., Zapata-Lamana, R. (2016). «Efectos del sedentarismo y la obesidad en el desarrollo psicomotor en niños y niñas: Una revisión de la actualidad latinoamericana». Univ. Salud 2016;18(1):156-169.

Artículo coproducido con  Ángeles Gallardo 

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