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Riesgos de ser periodista en el siglo XXI

La libertad de prensa bajo amenaza

La información es poder. Esta es una de las afirmaciones que todos asumimos como verdad, pues la experiencia nos demuestra que tener información verídica significa contar con más probabilidades de tomar decisiones más acertadas y sobrevivir en contextos de conflicto. Al mismo tiempo, que la ciudadanía cuente con la información correcta es uno de los temores de las altas esferas que acaparan el poder. Por eso, el periodismo, uno de los oficios más vocacionales del mundo y también el más incómodo para los gobiernos, es considerado actualmente el cuarto poder, porque controla la información; no obstante, todavía ve amenazada su libertad de ejercicio.

Leyes represivas, ataques verbales o físicos y falta de conciencia sobre el derecho a la información son algunos de los obstáculos en el ejercicio del periodismo que Dani Vilaró, portavoz de Amnistía Internacional Catalunya, nos explica como factores limitadores del derecho a la libertad de prensa.

Pregunta: ¿Qué riesgos comporta el oficio de periodista en todo el mundo?

Respuesta: La libertad de prensa se ve atacada en el mundo por varios factores, uno de ellos es una serie de leyes que intentan limitar precisamente la información y el trabajo de los periodistas, y el otro serían los mismos ataques que reciben los informadores y periodistas. No sólo hablamos de muertes, sino también de acoso en situaciones en que se amenaza o se intimida al periodista impidiéndole hacer su trabajo. Pensad que en el mundo no solo hay periodistas asesinados, sino también periodistas encarcelados. Hablamos de más de 570 periodistas que actualmente están en prisión, y de una tendencia preocupante al espionaje y a la vigilancia de los periodistas y de su actividad.

Más de 570 periodistas en todo el mundo están en prisión

P.: ¿Tienen el acceso a la educación y la cultura un impacto en la libertad de prensa?

R.: Sí, es evidente que a mayor cultura y educación habrá unos índices de libertad de prensa más altos en un país. Lo que debemos entender es que la libertad de prensa no solo es un derecho vinculado al derecho a la información, sino que también es un derecho de la propia ciudadanía a ser informada. Si los Estados garantizan que haya más educación, estaremos creando las condiciones para que haya una ciudadanía cada vez más informada que reclame ese derecho, ya que muchas veces la ciudadanía no lo reclama, lo que provoca una merma en la libertad de prensa.

La libertad de prensa es también un derecho de la propia ciudadanía a ser informada

P.: ¿Cuál es el estado de salud de la prensa en nuestro contexto?

R.: Catalunya y España forman parte de Europa, por tanto formarían parte de este bloque donde la libertad de prensa tiene más salud que en otras zonas del planeta, pero también hay problemas. Uno de los principales que hemos detectado en los últimos años es la existencia de la «ley mordaza», que da más poder y arbitrariedad a la policía para imponer sanciones, lo que impacta directamente en el trabajo que realizan los periodistas en un contexto de manifestaciones o de protestas en la calle. Aún sigue en vigor esta ley, y además últimamente se ha perdido una oportunidad muy buena para derogarla o reformarla, y por tanto el entorno legislativo sigue amenazando la libertad de los informadores para ejercer su profesión sin miedo en el Estado español y en Catalunya.

P.: ¿Cuáles son los cambios que se deberían promover para garantizar una prensa más libre?

R.: El primer punto sería derogar estas leyes represivas que muchos gobiernos autoritarios, sean o no democráticos, están desarrollando para limitar esta libertad; después habría que prestar atención a toda la cuestión de la ciudadanía que comentábamos: tener una ciudadanía más informada, con mayor educación, que reclame el derecho a ser informada con una información veraz; y finalmente deben acabar los ataques a periodistas, el acoso, la intimidación, los ataques físicos, las amenazas, para que los profesionales puedan hacer su trabajo sin miedo y conservando su integridad física.

Fuente:

Inèdit Agencia

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