Jóvenes en riesgo de sordera por escuchar música alta constantemente
La doctora Marta Sandoval alerta de que la exposición a ruidos intensos puede provocar pérdida auditiva irreversible
La salud auditiva es uno de los aspectos poco cuidados por la juventud hoy en día. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) 430 millones de personas tienen pérdida auditiva, y un estudio publicado en BMJ Global Health apunta a que casi un tercio de la población adolescente que escucha música y asiste a discotecas está en riesgo de sufrir sordera. En Inèdit entrevistamos a la doctora Marta Sandoval, especialista en otorrinolaringología en el Hospital Clínic de Barcelona, sobre el impacto del ruido en niños y adolescentes.
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Pregunta: ¿Qué es la hipoacusia y cuáles son sus causas?
Respuesta: La hipoacusia es la pérdida del sentido de la audición. La padece la gente que oye menos de lo habitual, el rango normal está dentro de los 20 decibelios; hasta 20 decibelios una persona se considera normoyente. Cuando la audición está por encima de estos 20 decibelios es cuando se considera una hipoacusia. La hipoacusia tiene diferentes causas. Puede ser transmisible, es decir, que hay un problema por el cual el sonido no llega hasta el oído interno: son los típicos tapones de cera, una perforación timpánica, una otitis media, un problema de la cadena de los huesos… Luego también hay otro tipo de hipoacusia, que es la de tipo neurosensorial: la hipoacusia del nervio ótico. Puede ser que un paciente tenga bien el conducto del tímpano y la cadena de huesos, pero el problema se encuentre a nivel de la cóclea, en el oído interno. Esto provoca una pérdida de audición. Hay casos en los que se combinan las dos, entonces hablamos de hipoacusia mixta.
P.: ¿Conlleva riesgos usar auriculares?
R.: Estar sometido a un ruido muy intenso puede provocar una pérdida de audición. Muchas veces no está directamente relacionado con la dosis; si escucho música muy alta no me pasará nada porque es poco tiempo: pues no, porque eso depende un poco de la variedad individual. Por lo tanto, no es recomendable exponerse a ruidos muy intensos, ni en cortos ni en largos periodos, porque esto puede afectar a la audición. Lo más importante es el volumen. Resulta determinante. Actualmente existen auriculares de vía ósea que estimulan directamente los nervios de la audición, y estos también pueden provocar un traumatismo acústico.
P.: ¿Afecta el ruido de las grandes ciudades a nuestra salud auditiva?
R.: En principio, el ruido normal que se oye en una ciudad, aparte de los ruidos muy intensos, está en torno a los 60-80 decibelios, que es lo normal. Cuando pasa un camión muy fuerte o una moto muy fuerte a nuestro lado puede incrementarse hasta los 90 o 100 decibelios. Eso ya entraría dentro del rango más peligroso. Por tanto, la contaminación acústica de las ciudades no tiene por qué empeorarnos la audición porque son sonidos normales.
P.: Háblenos del deterioro auditivo. ¿Cómo es el ciclo vital del oído? ¿Se reduce al exponerse a ruidos altos?
R.: Un bebé cuando nace ya tiene prácticamente desarrollado el sistema auditivo. Toda la vía auditiva está funcional y completa. De hecho, se hace un cribado neonatal en el que se puede detectar si hay una sordera en el momento del nacimiento. Desde el nacimiento hasta los 20 años es cuando alcanzamos el máximo de audición en nuestra vida, y a partir de los 20 años se empiezan a perder las altas frecuencias, como los 35 000 Hz (unos ruidos que prácticamente solo perciben los perros).
Otro punto de inflexión importante ocurre a partir de los 50 años, que es cuando empieza lo que se llama presbiacusia. Es un deterioro de estas frecuencias agudas, frecuencias altas, que de 35 000 van bajando hasta 30 000, 25 000, 20 000, 10 000 Hz… A partir de los 50 años empezamos a percibir sólo 8000, 6000, 4000 Hz. Este es el deterioro normal por la edad, pero cada paciente es un caso aparte: hay quienes tienen 70 años y mantienen una audición estupenda, y hay quienes tienen 35 y padecen una pérdida muy importante. Por lo tanto, depende de muchas otras patologías que se puedan tener. También depende de si hay problemas a nivel de la conducción. Lo que decíamos antes: si existe un problema a nivel del tímpano o un problema de la cadena de los huesos, esto se añade a esta pérdida de audición natural del ciclo vital del oído.
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