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Vamping,

trasnochar con el móvil ya tiene nombre

Se conoce por vamping la utilización de los diferentes dispositivos electrónicos (móvil, tablet, ordenador, etc.) durante la noche, cuando ya hemos apagado la luz de la habitación, para “irnos a dormir”. La mayoría de personas que practican esta tendencia son adolescentes, quienes pasan despiertos gran parte de la noche delante de una pantalla.

La palabra vamping está compuesta por la unión de dos conceptos ingleses: vampire y texting. El primer concepto se refiere a los seres fantásticos que se caracterizan por su actividad nocturna, mientras que el segundo hace referencia a la acción de enviar mensajes de texto a través de los distintos dispositivos.

A todos nos puede pasar que alguna vez necesitemos un rato de desconexión o estemos en mitad de algo importante, pero cuando el vamping empieza a repetirse noche tras noche el organismo lo detecta y sufre consecuencias, sobre todo para los adolescentes y su etapa de desarrollo.

  • Se reduce el sueño eficaz al estar concentrados en la pantalla y no en relajarnos justo antes de dormir.
  • Disminuye nuestra capacidad de atención y concentración.
  • Nos volvemos más agresivos, lo que afecta a nuestras relaciones sociales.
  • Podemos perder el apetito, cambiar nuestros hábitos de consumo y, en consecuencia, bajar de peso.
  • Los menores bajan su rendimiento académico.

Los adolescentes ya sufren algunos síntomas debidos a esta tendencia, como nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, aislamiento y la necesidad, cada vez mayor, de estar conectados. ¿Podríamos estar hablando de una adicción? El crecimiento de jóvenes que llevan a cabo conductas excesivas en relación a Internet es cada vez más evidente: el 20% de los menores en España hace un uso de las redes sociales que puede producir una adicción, y el 1,5% ya está completamente enganchado.

Cada vez es más habitual que se cree un conflicto cuando llega la hora de que los padres les digan a sus hijos que se vayan a la cama. Los primeros no deben dejarles que se conecten pasada una cierta hora de la noche, aunque los segundos encuentran que es el mejor momento para hacerlo. Para éstos últimos, cuando se apaga la luz, también se apagan las obligaciones y es entonces cuando pueden centrarse en sus intereses personales.

Sugerimos  algunos remedios para evitar que se extienda esta tendencia entre los adolescentes:

  • Poner límites.
  • Animar a los más pequeños a que socialicen más allá de la pantalla.
  • Tener reglas que toda la familia cumpla por igual.
  • Establecer una hora en la que todos los dispositivos electrónicos que se tengan en casa se apaguen.
  • Elegir un lugar alejado de la habitación donde guardar los dispositivos hasta el día siguiente.

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