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Una historia de reinserción carcelaria

Germán no ha tenido vida una fácil, pero aun así, es un claro ejemplo de superación y de cambio. Nació en el ya inexistente barrio del Somorrostro, en Barcelona, compartiendo su día a día con la más absoluta miseria. Su madre falleció cuando todavía era un niño dependiente de una figura materna. Esta situación provocó que su padre tuviera que cuidar de él y de sus otros dos hermanos. Cada día que pasaba la situación se hacía más insostenible, hasta el punto que beber un simple vaso de agua potable era todo un logro.

El padre de Germán, finalmente, optó por tomar una dura y triste decisión, internar a sus tres hijos en distintos hogares de beneficencia para que mejoraran su calidad de vida y se labraran un futuro, algo que finalmente distaba mucho de lo que era la realidad. Germán ingresó en Casa Puig, también conocido como La Ciudad de los Muchachos, a escasos kilómetros del Parque de Atracciones del Tibidabo. Sufrió todo tipo de malos tratos, vejaciones e incluso abusos sexuales, una infancia arrebatada que sería el desencadenante para que una vez de vuelta al exterior, se adentrara de lleno en el mundo de las drogas y la delincuencia junto a figuras reconocidas del crimen de los años setenta, como por ejemplo el famoso 'Vaquilla' del barrio de La Mina.

Tras robar un vehículo de alta gama fue detenido e ingresado en prisión. Una vez dentro, dedico todos sus días a desintoxicar su organismo de las drogas y a aprender a leer. Más que un castigo, para Germán, el haber ingresado en la cárcel fue una segunda oportunidad para vivir. En esta entrevista, Germán nos cuenta su experiencia de vida, nos ofrece una muestra clara de que las segundas oportunidades existen y que la reinserción en la cárcel es posible.

ecuerdo que en alguna ocasión el libro lo tenía otro recluso, y hacía trapicheos con tal de que me lo cediera

¿Germán, como recuerdas el primer día en la cárcel? El primer día de cárcel es extremadamente duro. La primera noche es cuando te das cuenta de que has cometido errores y que ha llegado el momento de pagar por ellos. Al principio piensas que es una pesadilla de la que en breve vas a despertar, pero cuando ves que te sustraen tus objetos personales, los introducen dentro de una caja de cartón y unos guardas de seguridad te acompañan a lo que será tu casa durante unos años, se te cae el mundo encima.   ¿Qué fue lo que te inspiró a leer mientras estabas recluido? Entré en la cárcel convencido en que quería mejorar, no solo como persona sino también intelectualmente. Había muchos talleres, y entre ellos el de lectura. Sabía que en los libros había personajes que vivían en libertad miles y miles de aventuras. Yo, pese a estar privado de esa libertad, quería viajar a lugares de ensueño, y por ello aprendí a leer. Fue un proceso muy difícil, para mí las palabras escritas eran como jeroglíficos, no entendía absolutamente nada, pero gracias a la paciencia y la profesionalidad de quienes me enseñaban, lo acabé consiguiendo.   ¿Cuántos libros leíste y de que género? La verdad que no sabría decirte el número exacto de libros que devoré durante mi condena. Ahora bien, había uno en particular que lo leí por lo menos diez veces. Se titulaba 20.000 leguas de viaje submarino, del gran Julio Verne. Ese libro era como estar libre. Recuerdo que en alguna ocasión el libro lo tenía otro recluso, y hacía trapicheos con tal de que me lo cediera.   ¿Qué opinión tenían de ti los funcionarios de prisión al observar tu positiva evolución? Pues era algo a lo que no estaban acostumbrados. Por norma general, el día a día de los funcionarios era estar detrás de los presos más conflictivos para evitar motines y peleas. En cuanto a mi era como si no existiera, siempre me veían en la biblioteca, sin causar problemas, y eso les gustaba. Supongo que es como ahora, cuanto menos trabaja un funcionario, de mejor humor están. Para mí el haber estado en la cárcel me ha servido no únicamente para reinsertarme en la sociedad, sino también para desengancharme del infierno de las drogas ¿Qué opinión tenían de ti los otros presos? Más o menos lo mismo que con los funcionarios, mientras no les molestara, todo estaba en paz. Eso sí, recuerdo que en una ocasión me ofrecieron traficar con droga aprovechando que para los vigilantes yo era invisible. Me negué en rotundo, y eso no sentó demasiado bien y... prefiero no contar lo que sucedió a continuación. Solo te diré que estuve casi un mes en enfermería.   ¿Crees entonces que, en algunos casos, la cárcel es una segunda oportunidad para labrarse un futuro? Por supuesto, yo soy un ejemplo de ello. Para mí el haber estado en la cárcel me ha servido no únicamente para reinsertarme en la sociedad, sino también para desengancharme del infierno de las drogas. Fui el único que me libre de estar bajo tierra   Sorprende mucho que conocieras al 'Vaquilla', un delincuente que incluso ha llegado a renacer en el mundo del cine. ¿Qué recuerdos guardas de su persona? Si tú supieras la de mentiras que se han contado sobre ese hombre. Yo robaba con él, y siempre se ha dicho que lo hacía para repartir el dinero entre sus familiares y los del barrio de La Mina. La verdad es que todo lo que robábamos, todo, era para comprar cocaína y heroína. Otra de las mentiras que se decía de él es que en sus atracos no era violento, recuerdo que en casi cada atraco, la víctima se llevaba una buena paliza por su parte. También, y no menos importante, era un depredador sexual. Prefiero no seguir hablando de una persona que ha formado parte de mi vida y con la que en el fondo he pasado buenos momentos, o al menos yo creía que eran buenos momentos.   ¿Cómo te sentiste una vez en libertad? Me sentí como un viaje en el tiempo. Los coches eran distintos, la gente era distinta, las calles... No conocía prácticamente nada. Cuándo fui al barrio, ya nadie me conocía o tardaron en reconocerme. Pregunté por los amigos de fechorías, y todos habían caído por sobredosis o a manos de la Guardia Civil. Fui el único que me libré de estar bajo tierra.   ¿Qué consejo le darías a una persona que ahora mismo se encuentra en la situación que viviste hace años? Que estudie, que se forme y busque un trabajo honrado. El dinero que viene rápido nunca es bueno, y ser el 'guay' y macarra hoy es ser un pringado el día de mañana. Todo el mundo se ríe del empollón de la clase, o del que lleva gafas, pero esos se reirán el día de mañana de la gente que era como yo. En resumen, el karma llega para todos.

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