

La lectura en catalán sale a la calle
Un escaparate de la riqueza editorial y cultural

La Setmana del Llibre en Català se consolida como cita imprescindible para el fomento de la lectura y la proyección de la cultura en nuestra lengua.
Barcelona ha vuelto a vivir la efervescencia cultural de un evento que ya forma parte del calendario ciudadano: la Setmana del Llibre en Català. Durante diez días, el Passeig Lluís Companys se ha convertido en punto de encuentro para editoriales, autores, libreros y lectores. En su 43.ª edición, el certamen ha crecido en propuestas y diversidad de públicos, consolidándose como un gran escaparate de la vitalidad de la lengua catalana.
Una edición con más espacio y más experiencia
«Este año hemos intentado ampliar los espacios de una manera significativa para que el visitante tenga una experiencia más completa», afirma Cristina Domènech, directora del evento. El traslado al Passeig Lluís Companys ya supuso un gran paso adelante, y este año se han abierto espacios laterales y sumado nuevos escenarios.
La gran novedad es el Espai Converses, un escenario para diálogos íntimos entre autores. También se ha estrenado la Carpa de la Llengua, que acerca recursos para el aprendizaje y conocimiento del catalán al público que pasea por el centro de la ciudad. El objetivo, según Domènech, es «hacer que La Setmana sea acogedora tanto para el lector fiel como para quien llega a ella por primera vez».
Los niños, lectores del futuro
Uno de los pilares del evento es el público familiar. «Los niños son los lectores del mañana», recuerda Domènech. Las editoriales han preparado catálogos para todas las edades, y el programa ha incluido narración oral, conciertos y recitales para «atrapar a los niños y niñas en la aventura de leer».
Las escuelas también tienen un papel central. Mediante visitas guiadas, los alumnos recorren los estands y descubren libros recomendados directamente por editores y libreros. «Es como un juego que hace que descubran historias nuevas y hablen de ellas después en el aula», explica la directora. De este modo, la Setmana se convierte también en un espacio pedagógico que conecta con la comunidad educativa.
Una alternativa complementaria a Sant Jordi
Muchos comparan la Setmana con Sant Jordi. Domènech lo matiza: «Sant Jordi es una fiesta irrepetible, pero La Setmana ofrece una riqueza de fondo espectacular». Si abril se centra en las novedades, septiembre permite descubrir obras y autores que a menudo quedan fuera del foco mediático.
Por eso, Domènech reivindica que el certamen es más que una copia del día del libro: «Aquí tienes la oportunidad de ver el catálogo completo de las editoriales y de tener una visión más rica de lo que se ha producido en los últimos años». Esta amplitud la convierte en una celebración complementaria que enriquece el calendario literario.
La ciudad como escenario literario
El Passeig Lluís Companys se ha confirmado como un emplazamiento idóneo. «Estamos en un espacio de muchísimo tránsito y eso nos da una visibilidad inmensa», explica Domènech. El entorno abierto y céntrico permite una gran afluencia de público y genera un ambiente festivo que sitúa el libro en catalán en el centro de la vida cultural y social.
En un momento en que los hábitos lectores cambian rápidamente y la competencia digital es enorme, la Setmana recuerda que el libro sigue siendo un espacio de encuentro, reflexión e identidad compartida.
Mirada hacia el futuro
El balance de la edición es positivo: más escenarios, actividades y públicos. Pero la directora mira más allá: «Nos gustaría que La Setmana se convirtiera en una fecha señalada en el calendario, una excusa para que todos celebren el libro en catalán en su entorno».
Con esta visión, el certamen quiere seguir creciendo sin perder la esencia: ser un espacio plural e inclusivo, capaz de aglutinar tanto a los lectores más fieles como a aquellos que apenas empiezan a descubrir el placer de leer en catalán.
La Setmana del Llibre en Català es mucho más que una feria de libros: es un proyecto cultural y pedagógico que pone en valor la diversidad editorial, conecta generaciones y abre ventanas a nuevos públicos. Es también un espacio de reivindicación de la lengua y la cultura, y una plataforma de futuro para el sector editorial.
Domènech lo resume con claridad: «Es una excusa para hablar de lengua, de literatura y de libros en catalán. Y, sobre todo, para que todos se la hagan suya». Con este espíritu, la Setmana sigue escribiendo su relato, fiel a la misión de hacer que la lectura en catalán sea no solo un hábito individual, sino una celebración colectiva.
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