Inicio Salud y psicología ¡No puedo vivir sin móvil!

¡No puedo vivir sin móvil!

El trastorno de la nomofobia

El móvil se ha convertido en una extensión de nuestro brazo, como se convirtió en su día el ordenador en la extensión de nuestro cerebro, y ahora es difícil imaginarnos sin él.  De hecho, es tal la dependencia que tenemos de este aparato que algunos países han empezado a adaptar los espacios para facilitar el tránsito a todos aquellos viandantes que andan pegados al móvil: instalan señales luminosas en el suelo para evitar los atropellos y las caídas a los andenes, además de que aparecen móviles que permiten reservar parte de la pantalla para activar la cámara trasera, desde la cual el usuario puede visualizar el camino que tiene delante, para así evitar los tropiezos. 

Hacemos muchas cosas con el móvil, pero este también nos obliga a realizar muchas más.

Al mismo tiempo, han aparecido nuevas dolencias provocadas por el uso excesivo del móvil: problemas de cuello por estar todo el tiempo inclinado sobre la pantalla, una nueva dolencia en muñecas y pulgares conocida como whatsappitis, pérdida de memoria y de atención, falta de orientación… Hacemos muchas cosas con el móvil, pero este también nos obliga a realizar muchas más, lo que nos lleva a pensar que la tecnología no es neutra. 

Utilizamos el móvil más de 34 veces al día.

Según las estadísticas, los usuarios de smartphones consultan sus teléfonos una media de 34 veces al día. Por tanto, al pasarnos muchas horas del día conectados a él, nos sentimos perdidos en el momento en que nos quedamos sin nuestro móvil, ya sea porque nos lo hemos olvidado en casa o porque se le ha agotado la batería, entonces es cuando empezamos a sentir angustia y ansiedad, y empezamos a desear que llegue el momento de volver a tenerlo en nuestras manos.

7 millones de personas en España son adictas al móvil.

Un estudio de Rastreator determina que un 25% de los españoles entre 18 y 65 años, unos 7,6 millones de personas, es adicto al móvil. Por tanto, cuando no podemos permanecer más de unos minutos sin consultar el móvil o cuando no nos quedamos tranquilos si no está cerca, entonces es cuando la dependencia que tenemos a este aparato se convierte en un problema de salud grave. Este miedo excesivo e irracional a estar sin smartphone ha sido bautizado como Nomofobia.  El término proviene de la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”.

La nomofobia es el pánico a quedarse sin móvil.

El primer estudio sobre este trastorno realizado en 2011 en reino unido reveló que los niveles de estrés que presentaban las personas con Nomofobia eran equiparables al que puede tener una persona el día antes de su boda.  Además, el 55% de los participantes manifestó  “sentirse aislado” cuando no disponían de móvil.


Síntomas

Las personas que padecen este trastorno sienten ansiedad y taquicardias, y tienen pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago.


Perfil del nomofóbico

Las fobias son una manifestación de nuestros conflictos internos expresados a través de algún tipo de miedo o angustia, Ese es también el caso de los nomofobicos que, según los expertos, suelen ser personas inseguras y de baja autoestima.

La nomofobia afecta en mayor medida a los adolescentes, ya que son personas que están constantemente en contacto con las nuevas tecnologías, y son más propensos a caer en la adicción tecnológica.


Consecuencias

El insomnio es una de las consecuencias más frecuentes en los pacientes con nomofobia, ya que son personas que no pueden apagar el móvil por las noches y que, por tanto, se ven interrumpidos durante sus horas de sueño.


Consejos

Si nos damos cuenta de que la ansiedad se apodera de nosotros al dejarnos el teléfono en casa, lo mejor es empezar a ponerle remedio siguiendo alguno de los siguientes consejos:

  • Establecer un horario razonable de su uso.
  • Priorizar la realidad al mundo virtual.
  • Desinstalar algunas aplicaciones que consideremos que nos hacen perder el tiempo (como juegos).
  • Silenciar las notificaciones.
  • Nunca mirarlo si estamos charlando, comiendo, compartiendo ocio con otras personas.
  • No usarlo como despertador, ya que puede interferir en nuestro ciclo de sueño.
  • Si es necesario, dejarlo fuera del dormitorio a la hora de ir a dormir.
  • Desconectar el WI-FI de noche para evitar la exposición a campos electromagnéticos.
  • Si la dependencia al móvil va en aumento, lo más recomendable es consultar con un psicólogo especializado en adicciones.


Por último, hay que tener en cuenta que el exceso en el uso o consumo de algo nunca es recomendable, y la nomofobia considerada por algunos la enfermedad del siglo XXI, es una clara demostración de ello. Por eso, el primer paso para prevenirla o curarla es conociéndola y reconociendo su existencia, además de ser conscientes de la urgencia de buscar una solución a este problema que afecta a gran parte de la sociedad.

 

 

Sin Comentarios

Escribe un comentario

Tu correo electrónico no se publicará