El fenómeno del phubbing
Las relaciones humanas en peligro de extinción
El móvil ya no solo es una herramienta de comunicación, sino que se ha convertido en un objeto de gratificación. A menudo lo utilizamos como forma de recompensa cuando terminamos una tarea o alcanzamos un objetivo, pero no nos damos cuenta de que esa forma de relacionarnos con los dispositivos tecnológicos nos liga aún más a ellos. Es indudable que los móviles son una extensión más de nosotros, sin embargo, cada vez más este dispositivo se convierte en una barrera para la interacción con el resto de seres vivos que nos rodean. Este fenómeno ha sido nombrado como phubbing, y definido como la acción de menospreciar o de ignorar a una persona físicamente para prestar más atención al dispositivo móvil.
El phubbing ya es un fenómeno cultural
El término phubbing se originó en 2012 cuando los expertos buscaron una palabra que describiera este comportamiento generalizado de ignorar a otros por el uso del móvil. En 2013, apareció oficialmente en el diccionario australiano Macquarie Dictionary. Desde entonces, ha evolucionado de una simple acción a un fenómeno cultural arraigado en nuestra sociedad; ya no sorprende ver personas que teclean por el móvil mientras hablan, bajan la mirada a cada instante, no prestan atención o interrumpen la conversación.
El 55 % de los jóvenes entre 15 y 17 años asegura que realiza phubbing de forma habitual
Los estudios revelan que la población joven es la más propensa a caer en las redes del phubbing, pasando largas horas conectada virtualmente sin darse cuenta del impacto que tiene en sus relaciones: un 87 % de adolescentes prefiere comunicarse por medio de una pantalla que cara a cara, según datos de un estudio de Cebollero Salinas et al. (2022), y más de la mitad (55 %) de los jóvenes entre 15 y 17 años asegura que realiza phubbing de forma habitual.
Phubbing en las aulas y fuera de ellas
El phubbing es especialmente visible en entornos académicos, donde los estudiantes revisan sus teléfonos durante las clases, mientras el o la docente está impartiendo sus clases o mientras sus compañeros/as exponen un tema. Esto no solo afecta a la atención en el aula, sino que también genera conflictos entre profesores y estudiantes, evidenciando la necesidad de estrategias pedagógicas que aborden el uso responsable de los dispositivos móviles.
Pero el phubbing va más allá de las aulas. En el ámbito personal, está causando estragos en las relaciones interpersonales, llegando incluso a ser una de las principales causas de ruptura entre parejas. El acto de ignorar a alguien en favor del teléfono móvil refleja una desensibilización hacia las necesidades emocionales de los demás, creando un ciclo vicioso de desconexión emocional. El estudio de Qustodio, «De Alpha a Zeta, educando a las generaciones digitales», señala que casi la mitad de los progenitores españoles (48 %) tienen problemas para gestionar el tiempo que le dedican a la tecnología, y el 16 % de ellos reconoce que genera problemas diarios en su hogar.
El acto de ignorar a otros en favor del teléfono móvil se contagia entre las personas y deviene norma
Según argumentan Varoth Chotpitayasunondh y Karen Douglas (2016), la normalización del phubbing se ve exacerbada por la dinámica social de reciprocidad, donde el acto de ignorar a otros en favor del teléfono móvil se contagia entre las personas. Este comportamiento, aunque aparentemente trivial, tiene profundas implicaciones psicológicas y emocionales, socavando la calidad de nuestras relaciones y nuestro bienestar general. De hecho, los mismos autores asocian este fenómeno a tres factores: la exclusión social, la intensidad que demandan las redes sociales y la necesidad de atención.
En opinión de Yeslam Al-Saggaf, experto en medios sociales y ética en la computación de la Universidad Charles Sturt (Australia), las propias características del móvil (fácil acceso, aplicaciones para realizar cualquier tarea…) favorecen el phubbing. Esto se suma a otros factores como la búsqueda de evasión, la necesidad de conocer qué hacen los demás o la presión del grupo, entre otros.
El estudiante australiano Alex Haigh impulsó en 2016 la campaña «Stop phubbing»
Es tal la normalización de este comportamiento nocivo en nuestra sociedad que incluso se lanzó una campaña bajo el lema «Stop phubbing», impulsada por el estudiante australiano Alex Haigh, que tiene el objetivo de combatir esta práctica, concienciar sobre ella y, sobre todo, desnormalizarla. Haigh (2016) considera nuestro apego a estos teléfonos inteligentes el fin de la civilización, y no le falta razón, pues ignorar a las personas que tenemos cerca es el primer paso hacia la ruptura de las relaciones humanas.
Establecer límites en el uso de dispositivos móviles, practicar la atención plena y promover una comunicación efectiva son pasos importantes en esta lucha contra el phubbing
Aun siendo el phubbing una expresión de la adicción a los móviles, existen formas de combatir este fenómeno. Save the Children ofrece seis recomendaciones para trabajar en la minimización de este comportamiento en niños y adolescentes: tomar conciencia del impacto del phubbing en las relaciones y reflexionar sobre nuestros propios hábitos tecnológicos; establecer límites claros en cuanto al uso de dispositivos electrónicos, especialmente durante los momentos en familia; practicar la escucha activa y la atención plena (mindfulness) para evitar distracciones tecnológicas y promover una comunicación significativa; dar ejemplo con un comportamiento positivo, demostrando cómo mantener conversaciones significativas sin depender constantemente del teléfono móvil; educar a las generaciones más jóvenes sobre el uso responsable de la tecnología y los efectos negativos del phubbing; y finalmente, buscar apoyo profesional si el phubbing se convierte en un problema persistente en una relación, para abordar las causas subyacentes y desarrollar estrategias de comunicación más efectivas.
El phubbing es más que una simple distracción; es un síntoma de la desconexión emocional que está permeando nuestra sociedad. Reconocer este problema y tomar medidas para combatirlo es esencial para preservar nuestras conexiones humanas y nuestro bienestar emocional en un mundo cada vez más digitalizado.
Referencias:
Cebollero Salinas A., Cano Escoriaza J. y Orejudo Hernández S. (2022). «Impact of Online Emotions and Netiquette on Phubbing from a Gender Perspective: Educational Challenges». Journal of New Approaches in Educational Research, 11(1), 64-78. doi: https://doi.org/10.7821/naer.2022.1.848
Cebollero Salinas A., Bautista Alcaine P., Íñiguez Berrozpe T. y Elboj Saso C. (2022). «¿Te importaría prestarme atención? El phubbing en la adolescencia como reto educativo en la convivencia digital y presencial». Revista Complutense de Educación, 33(4), 601-610. doi: https://doi.org/10.5209/rced.76360
Al-Saggaf Y. (2022). The psychology of phubbing. Springer Nature.
Chotpitayasunondh V. y Douglas K. M. (2016). «How “phubbing” becomes the norm: The antecedents and consequences of snubbing via smartphone». Computers in Human Behavior, vol. 63, págs. 9-18. doi: https://doi.org/10.1016/j.chb.2016.05.018
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