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Ahora mismo, 72 millones de niños y niñas en el mundo no pueden volver al colegio

La infancia refugiada solo quiere aprender en paz

Estamos a inicios de curso y solo oímos hablar de lo que conlleva la vuelta al colegio (material escolar, nuevos libros, nuevos profesores y tal vez nuevos compañeros…), pero en algún lugar del planeta hay niños y niñas, de igual edad que los de aquí, cuya realidad les impide pisar un aula; es la infancia desplazada y refugiada, a la que las múltiples crisis provocadas por fenómenos naturales o por las disputas entre humanos les han arrebatado el derecho a aprender en paz.

72 millones de niños, niñas y adolescentes no están siendo escolarizados a causa de las múltiples crisis humanitarias

A pesar de que la educación en situaciones de emergencia está protegida por el derecho internacional y por los derechos humanos, en la actualidad 72 millones de niños, niñas y adolescentes no están siendo escolarizados a causa de las múltiples crisis provocadas por conflictos bélicos o catástrofes naturales. Esta es la trágica cifra que revela el informe «Escuelas en crisis, cómo proteger el derecho a la educación en situaciones de emergencia», elaborado por la ONG Entreculturas y presentado mediante la campaña La Silla Roja y bajo el lema «Dejadnos aprender en paz».

Se incrementan los ataques a escuelas

La violencia que padecen los espacios educativos destinados al aprendizaje de estos niños y niñas es indescriptible; son continuamente violados, ya sea por medio de su destrucción física o destinándolos al uso militar. De hecho, desde 2019 se han visto incrementados los ataques a escuelas y su uso militar, especialmente en el Congo, Malí y Palestina, que experimentaron más de 400 ataques en 2020 y 2021 según los datos de la coalición global para proteger la educación de ataques. En Burkina Faso un total de 2280 escuelas fueron cerradas debido al terrorismo y los ataques armados. También se han reportado ataques en las escuelas y universidades de Afganistán, Azerbaiyán, Myanmar, Nigeria, Camerún, Somalia y Colombia.

En estos contextos de crisis humanitarias los niños y niñas no solo pierden el derecho a la educación, sino que también se exponen a una serie de riesgos que comprometen su integridad y complican aún más su acceso a la escolarización. Según el referido informe, el reclutamiento de niños y niñas continúa siendo una práctica documentada en 17 países (Afganistán, Burundi, Colombia, República Democrática del Congo, Irak, Kenia, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Somalia, Sudán del Sur, Siria, Turquía, Ucrania, Venezuela y Yemen).

 

Las niñas son las más vulnerables en una crisis humanitaria

Asimismo, las fuerzas armadas y otras fuerzas de seguridad, así como grupos armados irregulares, cometen violencia sexual durante o después de los ataques a las escuelas, cuyas víctimas son principalmente niñas y educadoras. Las niñas son muy vulnerables en estos contextos, y son las más afectadas por los continuos abusos y especialmente por los matrimonios forzosos. Mary Grace Kakayo, profesora del JRS en Uganda, explica que «para las niñas, la escuela es sinónimo de protección y puede salvarlas de este tipo de riesgos».

El 50 % de las niñas sin escolarizar de todo el mundo viven en países afectados por los conflictos

No obstante, muchas de estas niñas no tienen la oportunidad de acudir a una escuela; los datos estiman en un 50 % el porcentaje de niñas sin escolarización que vive en países afectados por las crisis. De hecho, los datos muestran que en estos países las tasas de finalización del ciclo de secundaria son menores en el caso de las chicas que en el de los chicos.

Los desastres naturales provocan más víctimas que los conflictos armados

Hablamos mucho de conflictos bélicos, pero el impacto de los desastres asociados a la crisis climática no es menor, incluso puede llegar a provocar más víctimas que los conflictos armados, según se señala en el documento. Tan solo en 2018 los desastres naturales afectaron a 68,5 millones de personas.

Son más de 200 millones los menores que sufren las consecuencias de estas crisis humanitarias, muchos de los cuales corren el riesgo de no volver jamás a la escuela, pues como subraya Daniela Bruni, especialista en educación en emergencias del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), una organización internacional, «los estudiantes que huyen de los conflictos se enfrentan a circunstancias de enorme complejidad».

Más de 4000 centros educativos destruidos en Siria

Siria es quizás el caso más dramático, que ejemplifica cómo una crisis humanitaria puede llegar a destruir todo un sistema educativo, con más de un millón de menores refugiados, privados de su derecho a la educación, y de los cuales el 75 % tiene menos de 12 años. Según se apunta en el informe, de los 4,8 millones de la infancia y juventud siria en edad escolar, 2,2 millones no reciben atención educativa: la mitad de las personas en situación de amparo están fuera de la escuela y se han destruido más de 4000 centros educativos.

La prioridad

La financiación de la educación en estos contextos es una necesidad apremiante, una de las cuestiones en las que se insiste en el documento, ya que para llegar a los 33,8 millones de niños, niñas y adolescentes que se encuentran fuera de la escuela en los países afectados por conflictos, se debe cubrir el déficit existente hoy, de unos 39 000 millones de dólares por año.

«La inversión en educación de los fondos de emergencia recibidos en respuesta a las crisis de Afganistán y Ucrania en 2022 fue mayor que la recibida por los 27 llamamientos desde África y Oriente Medio combinados»

Sin embargo, y a pesar de esta acuciante necesidad, la inversión internacional para este fin lejos de incrementarse ha disminuido en los últimos años desde la pandemia; los llamamientos en pro de la educación en situaciones de emergencia tan solo reciben del 10 al 30 % de la financiación necesaria, con disparidades significativas entre países y regiones; por ejemplo, «la inversión en educación de los fondos de emergencia recibidos en respuesta a las crisis de Afganistán y Ucrania en 2022 fue mayor que la recibida por los 27 llamamientos de África y Oriente Medio combinados», se remarca. Influyen mucho en este desequilibrio factores como la atención mediática recibida, los intereses geopolíticos y económicos, o el racismo.

Teniendo en cuenta la situación en la que se hallan muchos países del mundo, Entreculturas considera que «la educación en contextos de emergencia debe ser incluida, siempre que sea posible, en las respuestas humanitarias a los conflictos y los desastres, en vez de esperar a etapas posteriores», pues continuar con la labor educativa en contextos de emergencia «ofrece un sentido de normalidad, de dignidad y de protección muy positivo que ayuda a que las familias y comunidades restablezcan la cotidianidad perdida». Y es que, como ha remarcado Macarena Romero, responsable del Departamento de Incidencia Política, «la educación puede marcar la diferencia en la mayoría de los casos en los que persisten el dolor, la angustia y la desesperanza». Por eso, y recordando las palabras de Romero, «es necesario concienciar a toda la sociedad de que la educación en situaciones de emergencia es una responsabilidad compartida de toda la humanidad».

Fuente:

https://lasillaroja.org/wp-content/uploads/2023/08/Informe_Rojo_Educacion-en_crisis.pdf

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