Suicidio e infancia: «se quitan la vida sin saber qué es la muerte»
La escuela es clave para la prevención y la detección precoz
El suicidio infantil ha azotado el curso escolar 2022-2023 y ha conmocionado a toda la comunidad educativa. Es un problema existente y persistente cuyo abordaje supone muchos retos en contextos diversos. El primero de ellos es la multidisciplinariedad, por ello, en INÈDIT EDUCACIÓN hemos realizado una charla online por videoconferencia con tres profesionales de ámbitos distintos:
José Miguel Colino: trabajador social en ASAFES (Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) y coordinador del proyecto de la Guía y formación en centros escolares sobre salud mental y prevención de suicidio.
Estefanía Lema Moreira: doctora en Psicología de la Salud. Licenciada en Psicopedagogía. Diplomatura en Educación Social. Máster en Menores en Situación de Desprotección y Conflicto Social. Máster en Intervención en Emancipación de Jóvenes en Riesgo. Fundadora de NINJAMOBA.
Cristina Gutiérrez: educadora emocional, creadora del Método La Granja©, basado en entrenamiento emocional y directora de la escuela La Granja, formadora, divulgadora mediática y escritora de libros y cuentos educativos.
Este artículo pretende compartir las principales ideas que han aparecido en la videoconferencia y ofrecer enlaces con recursos para docentes y familias que se enfrentan a problemas de bienestar emocional y a las enfermedades mentales.
Acceo a la videoconferencia completa en nuestro canal de Youtube, suscríbete y comparte
Detrás de cada muerte voluntaria hay un sufrimiento eterno e insoportable. La salud mental es una de nuestras mayores preocupaciones en los últimos años, algo totalmente justificable, pues tras la pandemia de la COVID-19 asistimos a una segunda pandemia que está acabando con la vida de nuestra infancia y de los adolescentes. Se trata del suicidio, un fenómeno que se expande entre los más jóvenes como si de una plaga se tratara. Los datos muestran que la conducta suicida entre menores en 2022 se ha disparado con 906 tentativas hasta el mes de agosto, la cifra más alta de los últimos 10 años, según el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) que publica la Fundación ANAR.
2021 es el año con más suicidios registrados en la historia de España
De hecho, desde 2008 el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en 2021 el número de defunciones por suicidio aumentó un 1,6 %, con respecto a 2020, y un 6,5 % más que en 2018. En total, murieron por esta causa 4003 personas (2982 hombres y 1021 mujeres). Así, 2021 se convirtió en el año con más suicidios registrados en la historia de España desde que se tienen datos. Entre los niños y niñas de edades comprendidas entre los 10 y los 14 años fallecieron por suicidio 22 personas, un 41 % más que en 2020; entre los 15 y 19 años la tasa subió un 9,4 %; y entre los 20 y los 24 años el incremento ha sido de casi un 21 %.
Quitarse la vida es una de las decisiones más chocantes que puede llegar a tomar un ser humano, pero se trata de una acción inducida por múltiples factores que afectan la vida de una persona y que le provocan un eterno sufrimiento. En Inèdit hemos querido reflexionar sobre esta cuestión tan trascendental con la doctora en psicología de la salud Estefanía Lema Moreira, la educadora emocional Cristina Gutiérrez y el trabajador social de ASAFES (Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) José Miguel Colino, para comprender este fenómeno que cada vez está más presente en las aulas, y poder así detectar sus signos y prevenirlo.
En España 14 niños y niñas menores de 15 años se suicidaron en 2020
La pandemia ha sido responsable de aumentar algunos de los factores desencadenantes del suicidio entre los menores en los últimos años, un hecho que se ve reflejado en las estadísticas del INE que indican que este dato iba en un descenso aproximado del 3,8 % por año hasta la irrupción de la COVID-19. En el mismo 2020, el año en que la pandemia golpeó con mayor dureza, se suicidaron en España 3941 personas, 270 más con respecto al año anterior. Y dentro de estas cifras, se quitaron la vida 14 niños y niñas menores de 15 años, y se contabilizaron 300 muertos entre los 15 y los 29 años.
En este sentido, Estefanía Lema nos cuenta que los datos que les están llegando «muestran suicidios de niños cada vez más pequeños, a edades tan tempranas en las que no entienden qué es la muerte. Esto implica que cada vez son más jóvenes y que no son conscientes de la muerte, por eso habría que empezar a trabajar sobre el tema a edades también más tempranas», apunta.
En torno a un cuarto de los suicidios vienen promovidos por el efecto de las redes sociales
Además, según Lema Moreira actualmente en torno a un cuarto de los suicidios vienen promovidos por el efecto de las redes sociales, sea por acoso o por exposición a información sobre cómo suicidarse. Lema señala que en muchos casos «los progenitores tienen un desconocimiento del uso que hacen sus hijos de las redes, lo que hace que muchas veces nos encontremos con casos de menores que han estado en contacto con perfiles en las redes que propiciaban el suicidio. Algo muy difícil de detectar porque los niños se aíslan».
La situación es preocupante para la infancia. Al respecto, Jesús Acevedo Alemán, en su artículo «El suicidio infantil, retos de una sociedad global», publicado en el n.º 8 de la revista AZARBE, indica que «aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre personas mayores de 18 años, las tasas entre los jóvenes y niños han ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado, como en el mundo en desarrollo».
El suicidio en realidad es la expresión de un sufrimiento del que no se sabe cómo librarse, y muchas veces es la última consecuencia de una salud mental dañada y deteriorada por el dolor. Estefanía Lema lo define como «ese escapar de un sufrimiento, una ira, un rechazo… algo que no está gustando, algo que no le deja a uno vivir como quisiera, que no le deja a uno esa tranquilidad que quisiera… es una forma de evitar algo, y por desgracia es el momento de mayor valentía que un ser humano tiene».
Alguien que quiere suicidarse no es que quiera dejar de vivir, sino que quiere dejar de sufrir
A esta misma definición se suma Cristina Gutiérrez, quien apunta que «hay que entender que alguien que quiere suicidarse no es que quiera dejar de vivir, sino que quiere dejar de sufrir. Muchas veces lo que sucede es que solamente quieren eliminar una parte de sí mismos, por eso hay que preguntarles dónde les duele».
Gutiérrez alerta del riesgo de la desmotivación que se está adueñando de los niños hoy en día: «las emociones negativas son gravitatorias, pesan, pero muchas veces nos arrollan cuando el contexto externo es tan arrollador, valga la redundancia», enfatiza.
También nos recuerda que «vivimos en un mundo adverso en el que hemos tenido que adaptarnos a un montón de situaciones inimaginables, lo que ha hecho que aumente la emoción del miedo, de la rabia, y de la tristeza». Todo ello lleva a un incremento del acoso escolar, la desconfianza y las relaciones tóxicas, factores de riesgo que pueden inducir al suicidio.
En este sentido, José Miguel Colino explica que entre las señales de alarma que podemos observar en los adolescentes que tienen ideaciones suicidas están las verbales y las no verbales. Algunas de ellas son: «verbalizar desesperanza, un sufrimiento psíquico intenso, verbalizaciones directas de la idea suicida, sentimientos de soledad, comentarios sobre la muerte, realizar despedidas inusuales, aumento significativo de la irritabilidad, mecanismos para hacerse daño, cambios bruscos en la persona, conductas de cierre, regalar objetos personales muy apreciados por la persona…».
El suicidio es un problema de salud pública y hay que abordarlo desde el punto de vista de la prevención
Como bien afirma Colino, «el suicidio es un problema de salud pública y hay que abordarlo desde el punto de vista de la prevención». Según asegura, «nuestros jóvenes no tienen información sobre el suicidio. Hay información en las redes, sí, pero esa información a la que tienen acceso no es de calidad. Le deberíamos facilitar una educación mínima a toda la comunidad educativa que incorpore un poco de información epidemiológica, y que sirva para romper mitos en torno al suicidio, porque tenemos muchas ideas preconcebidas que nos hacen daño, como por ejemplo el falso mito de que quien lo dice no lo hace».
Para José Miguel Colino es fundamental enseñar a los menores a pedir ayuda: «lo ideal sería que existieran espacios para poder pedir ayuda en el propio centro, y los profesores orientadores podrían ser una figura clave en esto porque así los jóvenes tendrían personas de referencia en el centro», comenta.
A este respecto, Gutiérrez añade que «podemos generar espacios de confianza en el aula, preguntándonos qué emoción queremos que sobrevuele en ella, y sobre todo siendo conscientes de a quiénes estamos educando». Del mismo modo, hace hincapié en la necesidad de separar al propio ser del comportamiento: «muchas veces decimos “eres un desastre”, pero no hay nadie que sea un desastre, en todo caso su comportamiento es un desastre, su carpeta o sus deberes están hechos un desastre».
El aula es un lugar de socialización, donde pasan muchas cosas y donde se pueden salvar vidas
Para Cristina Gutiérrez es importante el conocimiento: «El aula es un lugar de socialización, donde pasan muchas cosas y donde se pueden salvar vidas. Es muy importante dar conocimiento, formar a los niños y que tengan al alcance herramientas para que entiendan, por ejemplo, que la emoción de la esperanza es la emoción puente que comunica de abajo arriba. Es fundamental que entiendan que el puente existe, que tal vez no lo vean, pero está». Algunas de las dinámicas que propone incorporar en el aula para conocer la salud emocional de nuestro alumnado y poder así detectar a tiempo anomalías son el póster de las emociones o el termómetro de la autoestima (descargar).
En este contexto de crisis global el suicidio se está convirtiendo en una solución «factible y ya no tan descabellada» para librarse del sufrimiento entre la población infantil, lo que es alarmante, como resalta Estefanía Lema. De hecho, en un estudio realizado en 2018 por el doctor Eduardo Fonseca-Pedrero, doctor en Psicología y profesor de la Universidad de La Rioja, para la Revista de Psiquiatría y Salud Mental, ya se alertaba de que «la ideación suicida se encuentra presente en la población adolescente y se asocia a un peor bienestar emocional subjetivo y a mayores problemas emocionales y comportamentales». Al respecto, un estudio epidemiológico realizado entre la población joven arroja una abrumadora verdad: el 19,99 % de los consultados han deseado estar muertos y el 15,55 % han pensado en algún momento en quitarse la vida; por eso es urgente prestar atención a esta pandemia que se lleva la vida de más de 10 000 niños y niñas de todo el mundo cada año, por eso es vital priorizar su prevención cada día para reducir la media de 11 muertes por suicidio en nuestro país.
Si necesita ayuda:
Línea de atención a la conducta suicida: 024
Teléfono de la Esperanza: 914 590 055 / 717 003 717
Recursos de utilidad para docentes:
ASAFES, Asociación Alavesa de Familiares de personas con problemas de Salud Mental.
GUÍA para la prevención de la salud mental y la prevención del suicidio adolescente en centros educativos (ASAFES, 2022).
La Granja, ability training center emocional.
Fichas útiles para la gestión emocional de los niños en la escuela o en el hogar (Cristina Gutiérrez Leston, 2023), descargarlas aquí: https://we.tl/t-F0Xwljxadv
Fuentes:
https://consaludmental.org/centro-documentacion/guia-promocion-salud-mental-suicidio-adolescente/
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