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Lunana, la escuela más inaccesible del mundo

La película narra la experiencia de un profesor que no quiere serlo

La película Lunana, un yak en la escuela ya está disponible en formato físico y dentro del catálogo en streaming de varias plataformas de cine y en YouTube. Su historia nos da a conocer la escuela más remota del mundo.

Sinopsis

Ugyen es un joven profesor en Bután, que elude sus deberes mientras planea ir a Australia para convertirse en cantante. Como reprimenda, sus superiores le envían a la escuela más remota del mundo, una aldea glacial del Himalaya llamada Lunana. Tras un agotador viaje, Ugyen llega a Lunana, donde se encuentra sin electricidad ni calefacción, en una escuela sin ventanas ni pizarra. Aunque pobres, los aldeanos dan una cálida bienvenida a su nuevo maestro, pero él se enfrenta a la abrumadora tarea de enseñar a los niños del pueblo sin ningún material. Desesperado, quiere abandonar y marcharse cuanto antes, pero, poco a poco, se ve conquistado por la sencillez, la bondad y las ganas de aprender de los pequeños y sus familias.

Bután: el país de la felicidad

Lunana se filmó en las verdaderas localizaciones que se describen en la película. De hecho, el equipo de rodaje vivió el mismo proceso del protagonista en la ficción. La población que le da título se considera una de las comunidades más aisladas de la Tierra, en Bután, en plena cordillera del Himalaya.

A Bután se le conoce como «el país de la felicidad», aunque algunas voces críticas opinan que este apelativo no es del todo correcto. Su situación geopolítica actual, atrapado entre dos grandes potencias como la India y China, y sin disponer de salida al mar, lo convierten en un país asiático con unas características muy particulares. Sus cuatro puntos fuertes son las grandes masas forestales alpinas, las selvas tropicales, la profunda espiritualidad basada en la religión budista y una sensibilidad especial por la conservación del medio natural. Su riqueza en este sentido es envidiable, sobre todo por su gran biodiversidad. Asimismo, la práctica de tradiciones ancestrales presenta un estado inalterable ante la globalización que experimenta el resto del mundo. Por ello, suele ser un buen reclamo para aquellas personas que desean vivir un auténtico retiro espiritual.

Bután basa su economía en el bienestar social y en los pensamientos y emociones placenteras de sus habitantes. Un país asiático que parece inmune al fenómeno de la globalización

Este país, cuyo número de habitantes apenas llega al millón, no mide sus resultados según el PIB (Producto Interior Bruto), sino por su particular índice de «Felicidad Nacional». Se trata de una forma de ver la economía basada en la evaluación del bienestar social, y priorizando los pensamientos y emociones placenteras como verdaderos recursos. El gobierno central, con sede en Thimphu, tiene la misión principal de mejorar las condiciones del medio rural. Se rigen por una monarquía constitucional. La dinastía Wangchuck ha gobernado Bután desde que el reino fue unificado en 1907.

Imagen del póster de presentación de la película, está en YouTube y en la plataforma Movistar.

Imagen del póster de la película, nominada a los premios Óscar, como mejor película extranjera.

El llamado índice de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) mide la calidad de vida en términos holísticos y psicológicos. Sus cuatro pilares son:

  • Promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario.
  • Preservación de los valores culturales.
  • Conservación del medio ambiente.
  • Establecimiento de un buen gobierno.

Lunana, la escuela más remota del mundo

Lunana, un yak en la escuela fue nominada al Óscar a mejor película de lengua no inglesa en 2022 y puso a este pequeño país asiático en el mapa. En el arranque, la trama puede parecer bastante típica, mostrando a un joven de ciudad fuera de su entorno, lo que se conoce como el clásico concepto del «pez fuera del agua», una feel-good movie en que un individuo reconecta con los verdaderos valores de la vida. Lo hace con su propia esencia espiritual, con su propio karma.

El mundo parece haber dado la espalda al pequeño pueblo de Lunana. Para llegar hasta allí son necesarios ocho días de dura caminata por unos senderos rodeados por algunas de las montañas más altas del planeta. Es aquí donde se encuentra la escuela más remota del mundo. Pawo Choyning Dorji, su director, reconoce que con la película ha construido una metáfora, a pequeña escala, de lo que realmente es Bután. La mayor parte del siglo pasado sus habitantes se autoaislaron frente a la amenaza exterior. «Fuimos el último país del mundo en conectarse a la televisión e internet a principios de la década de los años 2000, y seguimos siendo uno de los países menos visitados del mundo, ya que nuestro gobierno impone un impuesto al turismo para proteger nuestra cultura y nuestro frágil ecosistema», reconocía el director en una entrevista publicada en el portal Cineuropa.

Todos los personajes e historias están basados en relatos reales recopilados por el propio director. Muchos de los que aparecen en el filme no son actores y viven en realidad en Lunana. Jamás habían visto una película en su vida, y mucho menos a un equipo de filmación. Por su parte, los integrantes de la producción no tenían electricidad ni conexiones a la red ni agua corriente. Todo el rodaje funcionaba con energía solar. Que el equipo viviera esta experiencia contribuyó a que el relato fuera más auténtico.

Lunana muestra una escuela rural como las de antes. Si bien sus recursos son escasos, la conexión entre el maestro y sus alumnos se revela como algo inalcanzable en la sociedad moderna

De forma paradójica, cuando regresaban a la civilización por el camino se encontraron con funcionarios del Ministerio de Telecomunicaciones. «Es un poco agridulce, porque sí que estas comodidades modernas mejorarán las condiciones de vida allí, pero al mismo tiempo sé que estas instalaciones también darán como resultado que estas hermosas historias desaparezcan de Lunana», afirmaba Dorji. Sin ir más lejos, Pem Zam, la delegada de escuela, ha seguido comunicándose con el director mediante su móvil, y en pocos días ha aprendido a usar TikTok.

La película, a pesar de transcurrir en un lugar remoto, toca temas universales como la familia, la educación, la búsqueda de tu lugar en el mundo y el hallazgo de tu propia felicidad. «Todas estas cualidades humanas deben celebrarse, especialmente durante estos tiempos difíciles en los que la pandemia ha causado mucha separación y desconfianza entre las personas», indicó el director.

Y en lo que respecta a los valores educativos, Lunana muestra una escuela rural como las de antes. Si bien sus recursos son escasos, la conexión del alumnado con el maestro se revela como algo inalcanzable en nuestra sociedad moderna. Varias escenas ahondan en la importancia de tener a un educador en su comunidad. Este es apreciado como una columna vital del pueblo, ya que, según sus palabras, los profesores son capaces de «tocar el futuro por medio de sus alumnos».

Podéis ver el tráiler de Lunana entrando en el siguiente enlace.

Imagen de los niños y niñas protagonistas de la película, no eran actores sino habitantes de Lunana, aldea donde viven 56 personas a más de 4.800 metros de altura, a ocho días a pie de cualquier otra aldea.

Imagen de los niños y niñas protagonistas de la película; no eran actores profesionales, sino habitantes de Lunana,
aldea donde viven 56 personas a más de 4800 metros de altura, a ocho días a pie de cualquier otra población.


Comentarios

Doris silva, 4 de Agosto de 2023 23:57:21 Es muy valioso que se enaltezca la labor educativa, centrada en la relacion maestro-estudiante. Pero es que hay escuelas, maestros, alumnos y comunidades como la de la Pelicula, que estan por todos los paises del mundo. Maestros y estudiantes que tienen que caminar, pasar rios, ir encima de un caballo , burro, canoa o pedir un abenton. Para tener el placer de enseñar en el caso del maestro y de aprender por parte de los alumnos.

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