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Los enfermos invisibles

Hikikomori

El síndrome de hikikomori o de aislamiento social ha sido siempre un fenómeno vinculado a otras sociedades. Las personas afectadas por esta patología mental deciden recluirse en sus habitaciones para evitar cualquier compromiso social como la educación, el empleo o las amistades durante prolongados periodos de tiempo.
 
Este síndrome se describió por primera vez en Japón, y el término (que en japonés significa ‘apartarse’) fue acuñado por el doctor Tamaki Saito, un psiquiatra que estimó que en Japón 1,2 millones de personas lo sufren. Debido a la gran presencia que este síndrome tenía entre los jóvenes japoneses, inicialmente se creía que estaba vinculado únicamente a la cultura japonesa; no obstante, se trata de un sindrome del siglo XXI que afecta a personas de todo el mundo y que surge como resultado del tipo de sociedad en la que vivimos. Hay casos de hikikomori reportados en otros países como Omán, Italia, India, Estados Unidos y Corea, y por supuesto también en España.

En Japón 1,2 millones de personas sufren hikikomori

 
Según un informe elaborado por el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona, en España se han detectado alrededor de 200 casos de hikikomori. Este estudio revela, además, que entre el 40 y el 50 % de los afectados forman parte de una familia monoparental y en un 20 % de los casos los pacientes sufrieron acoso escolar o algún tipo de agresión física en la escuela. La mayoría de personas afectadas de hikikomori viven con la familia y la mitad tienen estudios superiores.

Al menos 200 personas en España padecen hikikomori

Por tanto, hay dos tipologías dentro de quienes padecen este síndrome, también conocido como «síndrome de la puerta cerrada»: por un lado, adolescentes con fracaso escolar, tímidos, torpes en sus habilidades sociales, que han sido objeto de acoso en los institutos; por otro, adolescentes con padres ocupados que les han dado todo tipo de caprichos, satisfaciendo todos sus deseos, en especial los referidos a las nuevas tecnologías. En este caso, hablamos de jóvenes extrovertidos, sin trabas para relacionarse con los demás, incluso notables estudiantes. Sin embargo, los expertos afirman que las personas sensibles, tímidas, introvertidas, con falta de habilidades sociales y recursos para tolerar el estrés son más propensas a padecer este síndrome.

Hay dos tipos de hikikomori: adolescentes con fracaso escolar y que han sufrido acoso, y adolescentes mimados a los que sus padres no dedican tiempo

 

El síndrome del aislamiento social es un trastorno que actúa de manera silente, que empieza poco a poco; el paciente empieza a dejar de hacer cosas, de ir al colegio… Puede parecer inicialmente una fobia escolar, lo que hace que los familiares no sean plenamente conscientes del problema que tiene su hijo o hija.
 
Las personas con hikikomori tienen un comportamiento evitativo que les conduce a abandonar la sociedad. En Japón, país del que procede el término, que significa literalmente enclaustrado, este mal se considera una epidemia: uno de cada diez jóvenes lo sufre en mayor o menor grado. El problema afecta sobre todo a varones jóvenes de 18 a 25 años, aunque también existen casos en mujeres y entre personas de otras edades. 

Los hikikomori pasan todos los días encerrados en la habitación


El día a día de un hikikomori se desarrolla en su cuarto. Solo salen para ir al baño e incluso en los casos más extremos ni siquiera para eso. Están conectados continuamente a internet, jugando a videojuegos o viendo películas. Lógicamente, ni trabajan ni estudian, y físicamente no se relacionan con nadie. En internet suelen tener una red de amigos virtuales, más bien superficial. Con la familia el contacto es instrumental: comida, limpieza y ropa. Manifiestan un escaso intercambio de sentimientos y no hablan sobre su vida interior. Habitualmente tienen síntomas depresivos intensos y crisis de ansiedad y de angustia. 

Los hikikomori son el ejemplo extremo de que el mismo medio que nos acercó al mundo nos alejó de la vida

 
El síndrome de hikikomori es quizás la patología que mejor refleja el mundo en que vivimos: una sociedad que se comunica por internet, compra por internet, juega por internet, liga por internet… Los hikikomori son el ejemplo extremo de que el mismo medio que nos acercó al mundo nos alejó de la vida. Quizás recuerden una de las novelas más populares de Isaac Asimov, El sol desnudo. En ella, los habitantes del planeta Solaria vivían confinados en la más estricta soledad. Cada uno en su domicilio, aislado, contaba con un robot que subsanaba las limitaciones de su encierro. Se comunicaban por medios electrónicos. No necesitaban más. No querían más. Pues bien, el siglo XXI ha convertido en realidad esta terrorífica ficción literaria.

 

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