Es sorprendente que ahora todos nos llevemos las manos a la cabeza ante los resultados de las pruebas PISA (Informe PISA, OCDE, 2022) cuando desde hace tiempo tenemos indicadores de que el sistema educativo no funciona bien.

Hace ya tiempo que tenemos indicadores de que el sistema educativo no funciona bien

Diferentes agentes lo han manifestado: la Inspección Educativa, los equipos directivos de los centros, los docentes, así como las familias. Otro indicador que nos hacía vislumbrar que las cosas no iban suficientemente bien son los resultados de las pruebas de Competencias Básicas (CCBB); aunque los centros sigan entrenando al alumnado para intentar parar el golpe, sabemos que los resultados de estas pruebas han bajado significativamente en los últimos años. Es fácil identificar causas para todo esto como hacen los diferentes tertulianos que estos días se manifiestan en todos los medios, pero sorprendentemente la mayorías de ellos son de otras disciplinas como sociólogos, politólogos, psicólogos… Hoy por primera vez he escuchado a una docente, pero no se ha manifestado ningún pedagogo/a u otro profesional que por su formación tenga la misión de diseñar, planificar, evaluar e investigar para innovar y gestionar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Principales causas del actual fracaso educativo

Podemos decir que son distintas las causas que nos han llevado hasta este punto. Intentaré enumerar algunas, quizás las más flagrantes:

• Leyes educativas sin evaluación ni rigor para liderar reformas educativas

En muy poco tiempo, nuestro país ha vivido diferentes leyes educativas, concretamente en treinta años seis leyes educativas. Cada vez que hay un nuevo gobierno en España, este propone una nueva reforma educativa, sin haber evaluado la anterior, sin saber qué ha funcionado y qué no. Sin tiempo suficiente para poder solidificar aquel tipo de currículum o de metodologías que se nos proponen, sin saber si los docentes han asimilado lo que se ha propuesto, si se ha de integrar en las aulas y cómo, y sin tener resultados.

• Innovación sin rigor ni base pedagógica

Se ha dejado la innovación en manos de grupos que han ido haciendo propuestas nuevas, pero tal vez sin rigor ni base pedagógica. Lo importante ha sido innovar sin más. Pero, ¿era necesario innovar? ¿Los docentes han sido formados para esta innovación? Pensamiento crítico, nuevas metodologías, trabajos por proyectos, tecnología, bases de orientación, currículum competencial, evaluación continua y competencial… Cuando vas a las escuelas, a las diferentes aulas, con toda su riqueza y complejidad, te das cuenta de que la evaluación no es ni formativa ni competencial, más bien se hace una especie de cuestionario para ver la satisfacción del alumnado y no su aprendizaje, o bien se entiende la evaluación continua como una serie de exámenes para tener cada vez más notas, pero sin feed-back, sin seguimiento, sin apoyo, porque detrás de una evaluación viene otra y no podemos perder el tiempo. Lo importante es hacer y progresar.

La educación requiere reflexión, calma, tiempo, objetivos a largo plazo y ESFUERZO

¡No es eso, no es eso! La educación requiere reflexión, calma, tiempo y objetivos a largo plazo. Un término que ha aparecido tímidamente en las distintas tertulias es la palabra «esfuerzo», esfuerzo por parte de todos los agentes. En primer lugar, de las familias por inculcar una serie de valores que pide la sociedad y cualquier tipo de trabajo. Como dice una psicóloga amiga mía, «la familia educa y la escuela enseña». Por tanto, debemos empezar por construir una base de valores sólidos como el respeto, la empatía, el trabajo bien hecho… Para aprender es necesario un buen clima en el aula. Tanto alumnado como profesorado deben sentirse cómodos, tranquilos, seguros, sabiendo que se pueden manifestar tal como son. Pero esto no ocurre en ciertas aulas, en que los docentes se quejan de que no pueden dar clase, pues han perdido toda autoridad. Cuando esto ocurre un docente se siente muy mal, le provoca mucha angustia, frustración, y acaba en una baja por depresión. Ciertamente, la situación es insostenible día a día.

Ni se aprende ni se enseña si no hay un ambiente de seguridad y confianza

Hay que preguntar por aquellos alumnos que tienen ganas de aprender y no pueden porque ciertos compañeros no lo permiten, de modo que están mal vistos y deben hacerse invisibles. Sabemos cómo se sienten estos alumnos que cada día se frustran, callan y disimulan que quieren aprender. Son muchas horas al día, muchas semanas al mes y muchos meses al año que aguantar. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Quién piensa en ellos? No son vulnerables, no son NEAE ni NEE, son alumnos que quieren aprender, tienen curiosidad, quieren tener amigos y quieren disfrutar de la escuela. Una cosa está clara, la satisfacción se consigue con el esfuerzo por hacer las cosas bien hechas, al superar retos cada vez más difíciles, pero no solo calentando la silla y viendo cómo pasan los días. Como dice la pedagoga sueca Inger Enkvist, «aprender cuesta esfuerzo», y como dice la LEC (Ley de Educación Catalana, 2009), todos los alumnos tienen derecho a aprender.

Por otra parte, es necesaria la implicación o el esfuerzo de los equipos directivos para tomar decisiones valientes y volver a tener una escuela donde el clima sea distendido, amigable y respetuoso. Esto comporta poner de manifiesto la justicia distributiva, «dar a cada uno lo que le corresponde». Ayudar y emplear recursos para quienes tienen dificultades, para quienes son recién llegados, pero también recursos, ayuda e impulso para aquellos que quieren más, los que quieren aprender también necesitan apoyo, motivación y todo lo que los maestros saben hacer tan bien. No los olvidemos, son el futuro del país y no podemos trabajar solo para quienes nos parece que nos necesitan, ya que todos nos necesitan, estos también, y quizás ya toca enfocar la mirada pedagógica en ellos.

Hay que enfocar la mirada hacia los alumnos que quieren aprender, pues también necesitan apoyo

Otros puntos de mejora afectan a la administración directamente: mejora del currículum, apoyo y defensa a los docentes ante invasiones de otros agentes, mejoras laborales y más recursos, siempre con mirada amplia, para todos.

Incorporación de pedagogos y psicopedagogos al sistema educativo reglado desde infantil (I3)

Un apoyo que puede tener el sistema educativo, y que algunas voces ya piden, así como lo pide desde hace tiempo el Colegio Oficial de Pedagogía de Catalunya (COPEC), es la incorporación del pedagogo/psicopedagogo/a al sistema educativo reglado. Hay que empezar en I3 (Infantil 3) a detectar necesidades, poner medios, planes de apoyo, no «pastillas», pues muchas conductas son reeducables, pero quizás vamos a lo más fácil. Este profesional es quien puede ayudar a diseñar, planificar y evaluar la personalización en el aprendizaje, quien puede evaluar las metodologías, las agrupaciones flexibles del alumnado para que todos encuentren su espacio, quien puede gestionar los conflictos en las aulas, las entrevistas con las familias aportando datos y, sobre todo, soluciones. ¿Por qué no estamos ahí? Este profesional lo encontramos en los EAPS (Equipos de Atención Psicopedagógica), en la orientación en la etapa de Secundaria, y están desbordados, no son suficientes, se necesitan muchos más. ¿Por qué no pensarlo como una importante medida para llevar a cabo la inclusión y también para subir el nivel educativo del país?

Identificadas todas las circunstancias actuales, analizadas desde diferentes miradas, podemos encontrar soluciones precisas, compromisos concretos por parte de todos los agentes, e insisto en el «todos». Tenemos claro que queremos volver a ser líderes en nuestro sistema educativo, como docentes queremos disfrutar de nuestro trabajo, del aprendizaje de nuestro alumnado, como padres y madres queremos ver cómo nuestros hijos e hijas van contentos a la escuela y cómo descubren el mundo y quieren hacerlo mejor. ¡Vamos, a por ello!