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La resiliencia se puede aprender

Prepararse para la adversidad en los colegios

Qué es resiliencia

Es un concepto complicado de definir, no obstante en los últimos años la definición más extendida es la que entiende por resiliencia la capacidad de desenvolverse psicológicamente con normalidad a pesar de vivir en entornos de riesgo o en situaciones de estrés prolongado.

La resiliencia es una perspectiva innovadora sobre el desarrollo humano, opuesta al determinismo genético y social, que explica la cualidad universal de afrontar situaciones difíciles y adversidades saliendo fortalecidos de las experiencias negativas y siendo capaces de mantener una vida estable física y psicológicamente.

Trauma y adversidad en entornos educativos

La adversidad puede etiquetarse en tres tipos según el contexto en el que se produce:

  • En el propio cuerpo: enfermedades crónicas o graves, discapacidades causadas por accidentes.
  • En el entorno: catástrofes naturales, alteraciones del medio ambiente, guerras, violencia política, terrorismo.
  • En los vínculos personales y sociales: divorcio, muerte de un progenitor, maltrato, abuso, violación, negligencia parental, discriminación racial.
  • “Si el profesor claudica ante el determinismo social y genético, los alumnos en situaciones adversas no tendrán ninguna oportunidad”

    Cada colegio está determinado por su ubicación y por la procedencia familiar y social de los alumnos y ello condiciona las diferencias individuales de aptitudes, motivación, expectativas… Muchas dificultades de aprendizaje escolar están relacionadas con situaciones desfavorecidas o negativas procedentes del entorno familiar del alumno.

    ¿Cómo promover la resiliencia?

    El primer paso es crear profesores resilientes que sean capaces de ir más allá de los programas lectivos y entiendan la necesidad de motivar a aquellos alumnos que puedan estar afectados por experiencias adversas. Las áreas implicadas en el proceso enseñanza-aprendizaje traspasan lo académico para entrar en el terreno de lo psicosocial, un ámbito donde la orientación al logro, la resistencia a la frustración y el trabajo en colectividad son claves en el camino para sobreponerse a las dificultades. Todos los niños y adultos pueden cambiar y mejorar. Si el profesor claudica ante el determinismo social y genético, los alumnos en situaciones adversas no tendrán ninguna oportunidad.

    “El trauma emocional o psicológico no se visualiza a simple vista pero tiene una huella profunda y duradera en el subconsciente del alumno”

    El trauma emocional o psicológico no se visualiza a simple vista pero tiene una huella profunda y duradera en el subconsciente del alumno. Cuando un niño vive en un entorno adulto hostil la escuela se convierte «en un puerto que brinda seguridad» (Boris Cyrulnik). El afecto de un profesor o los vínculos afectivos con otros compañeros son puentes que ayudan a la adquisición de responsabilidades sociales y estas a su vez son factores primordiales de resiliencia.

    Vínculo y sentido, las claves de la resiliencia

    ¿Cómo no rechazar una sociedad que te rechaza? Un niño o adolescente que ha sufrido adversidades tiene hasta un 80 % más de posibilidades de cometer acciones violentas o de caer en consumos abusivos de sustancias y alcohol.

    La escuela es el lugar donde se aprenden las habilidades sociales y se forman amistades. El educador debe fomentar las actividades que faciliten las interacciones entre los alumnos, valores como aprender a escuchar al otro, negociar soluciones posibles y desarrollar un pensamiento crítico que ayuden al niño a distanciarse y a diferenciarse del entorno o de los adultos que le someten a estrés. Los alumnos que peor se portan son los que más atención necesitan.

    En el caso del bullying, estudios recientes del CDC de EE. UU. (Center for Disease Control) apuntan que tanto el alumno acosado como el acosador sufrirán problemas graves de salud a largo plazo. Programas para prevenir la violencia en institutos de Secundaria de EE.UU. han conseguido detener actos de acoso escolar mediante acompañamiento a los niños acosadores; gracias a esta intervención se les ofrece el reto de convertirse en mentores o tutores de niños acosados de cursos inferiores. A las pocas semanas dejan de actuar como acosadores.

    La negligencia parental o el entorno de extrema pobreza rompen el sentido de pertenencia y los vínculos positivos de colectividad, la escuela puede crear lazos afectivos que acompañen al alumno y le den la posibilidad de dotar de sentido a su vida dentro de la realidad adversa.

    Según estudios de psicología una persona de cada dos sufre un acontecimiento traumático a lo largo de su vida, pero solo una de cada diez permanece prisionera de esa experiencia. Las demás desarrollan resiliencia y retoman la vida con sentido y vínculos afectivos sanos. Podemos aprender a enfrentarnos a las dificultades desde la escuela.

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