La ciencia como espectáculo
Resultados de la final del 6.º Concurso de Monólogos del Club de la Ciencia
Imagen de cabecera: Ángel Honrado, ganador del Primer Premio con «Gen We Do»
Los monólogos de ciencia se han consolidado como una herramienta innovadora de divulgación científica que combina entretenimiento y aprendizaje. En el marco de la Semana de la Ciencia, la ciudad de Vic ha acogido la final de la sexta edición del Concurso de Monólogos del Club de la Ciencia. Esta iniciativa ha reunido a estudiantes e investigadores que han defendido temas científicos en solo tres minutos; el humor puede ser un vehículo poderoso para transmitir conocimientos y desmontar prejuicios.
Ángel Honrado, CEO de la empresa We Do, gana el Concurso de Monólogos del Club de la Ciencia
Ángel Honrado, CEO y project manager de la empresa We Do, ha ganado el primer premio de esta edición. El segundo premio, junto con el galardón del público, han sido para Èlia Ivars, doctoranda en Biomedicina del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC), y el tercero para Abel Hernández, matemático y físico, profesor de secundaria y bachillerato en el Instituto Vicenç Plantada de Mollet del Vallès (Barcelona). El primer premio está retribuido con 1000 euros, el segundo con 600 euros y el tercero con 400 euros. El galardón del público no tiene dotación económica. La final ha enfrentado a ocho finalistas, cuatro mujeres y cuatro hombres, seleccionados entre 22 aspirantes. Coordinado por monologuistas profesionales de Big Van Ciencia, la iniciativa ha sido organizada por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI) con el apoyo de la Red Vives de Universidades.
«El humor y el formato ameno del monólogo son claves para romper mitos y hacer llegar mensajes esenciales a la población joven»
Durante el evento, los participantes abordaron temas complejos de manera creativa y accesible, buscando acercar la ciencia a un público diverso. Ángel Honrado destacó con un monólogo centrado en el virus del papiloma humano (VPH). «Queríamos desmitificar la percepción del VPH como una infección que solo afecta a las mujeres y explicar que hay herramientas para evitar el riesgo de contagio», afirmó Honrado. Según él, el humor y el formato ameno del monólogo son claves para romper mitos y hacer llegar mensajes esenciales a la población joven, a menudo poco informada sobre estas cuestiones.
Acceso a las entrevistas en la final de Monólogos de la Ciencia en Vic (Barcelona), dentro de la celebración de la Semana de la Ciencia. INÈDIT Agencia.
Esta aproximación innovadora a la divulgación rompe con los formatos tradicionales de conferencias y charlas, a menudo percibidos como densos o aburridos. En lugar de eso, los monólogos utilizan el lenguaje del teatro y la comedia para conectar con la audiencia.
«Quería que la gente aprendiera algo nuevo, pero sobre todo que viera la ciencia como algo divertido y fascinante»
Por su parte, Èlia Ivars puso énfasis en cómo los monólogos pueden hacer que la ciencia sea más cercana y entretenida: «Me gusta mostrar que la ciencia no debe ser aburrida. Con mi monólogo sobre la herencia materna del ADN mitocondrial quería que la gente aprendiera algo nuevo, pero sobre todo que viera la ciencia como algo divertido y fascinante».
Los galardonados coincidieron en que el humor es un medio muy eficaz para conectar con audiencias diversas, pero también implica retos. Por ejemplo, Ivars destacó la dificultad de adaptar las bromas para que funcionen con públicos de edades y perfiles diferentes: «Es complicado encontrar el equilibrio para que un chaval de 15 años y una persona de 60 entiendan y disfruten de la misma broma». Esta adaptación es una prueba de la habilidad comunicativa que estos científicos desarrollan por medio del proceso de creación del monólogo.
Una herramienta para desmontar mitos y conectar con la sociedad
El impacto de los monólogos científicos va más allá del entretenimiento. Estos formatos innovadores ayudan a luchar contra la desinformación, presentando contenidos científicos de manera clara y memorable. Según Honrado, el objetivo es que «la información llegue de manera potente a una sociedad cada vez más intoxicada por datos incorrectos o confusos».
En el caso de su monólogo, centrado en enfermedades de origen infeccioso como el VPH, Honrado subrayó la necesidad de llegar a jóvenes con información clara y fiable sobre temas de salud pública que a menudo están rodeados de tabúes y desconocimiento. Esta tarea, lejos de ser sencilla, requiere un esfuerzo para destilar contenidos científicos complejos y transformarlos en historias accesibles e impactantes.
El proceso de creación: del laboratorio al escenario
Para los participantes, la preparación del monólogo es un viaje de descubrimiento tanto personal como profesional. Honrado describe el proceso como «una montaña rusa» en la que la colaboración y la formación han sido claves: «programamos un fin de semana intensivo con expertos que nos enseñaron a entender al público y a ser claros. Reestructuré completamente mi monólogo y ha sido un acierto».
Por su parte, Ivars destaca la importancia de encontrar el germen de una idea y convertirlo en una historia que conecte con la audiencia. «Lo más difícil es decidir qué es realmente importante y cómo enlazar los diferentes puntos para hacer una narrativa que enganche. Además, hay que encontrar el humor adecuado para un público tan diverso», explica.
Los monólogos científicos son un ejemplo brillante de cómo las disciplinas humanas y científicas pueden unirse para conseguir un impacto mayor. En un mundo donde la ciencia a menudo se percibe como inaccesible, estos formatos son una oportunidad para construir puentes entre los laboratorios y la sociedad. Además, como destacó Ivars, este tipo de iniciativas tienen el potencial de inspirar a las generaciones más jóvenes: «Son actividades que muestran que la ciencia puede ser divertida, interesante y mucho más cercana de lo que parece».
Fuente: Inèdit Agencia.
Sin Comentarios