Inicio Cultura Obligar a leer

Obligar a leer

es la mejor manera de alejar a un niño de la lectura

El placer de no leer

Hace ya más de medio siglo que el pedagogo Italiano Gianni Rodari advertía en su artículo ‘Nueve formas de enseñar a los niños a odiar la lectura’ que obligar a un niño a leer es la mejor manera de apartarle de la lectura, porque como bien afirma, «desde hace varios centenares de años, los pedagogos no dejan de repetir que, igual que no se puede forzar a un árbol a florecer fuera de temporada, cuando no existen las condiciones adecuadas, tampoco puede obtenerse nada de los niños a través de la obligación, sino que por fuerza hay que buscar otros caminos menos cómodos, vías menos fáciles», ya que como decía el escritor célebre Jorge Luis Borges, “la lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz.

En España el 37% de los españoles no han leído ningún libro en 2017

No obstante, estas recomendaciones jamás se han llevado a la práctica; los datos del informe de 2017 elaborado por la federación de gremios de editores de España muestran que en España el 37% de los españoles no han leído ningún libro en 2017, siendo nuestra sociedad, paradójicamente, la sociedad que más lee (el 92% de la población lee a diario mensajes, tweets, noticias…).

El problema de la educación literaria en España es que, como bien remarca Patricia Fernández Martin en su tesis  ‘La enseñanza de la literatura por tareas’, “se tiende a considerar al alumno como una esponja pasiva, que debe absorberlo todo, estudiarlo en casa, y soltarlo en un examen sin más. Habría que pensar si quizá esta manera de entender la enseñanza pueda ser uno de los motivos por los que el alumnado no tiene ningún interés por nada: ni en clase, ni en casa”.

Además, como se señala en la tesis ‘Educación literaria y canon escolar de lecturas’,  ”la formación literaria de niños y jóvenes no se puede reducir a los libros destinados específicamente a ellos”, porque hay diferentes niveles de lectura y diferentes grados de madurez entre los alumnos.

También hay que tener en cuenta que las lecturas preferidas no son las mismas de una generación a otra. Si Guillermo Brown o Celia fueron referentes literarios para niños y niñas ingleses o españoles de hace unos años, y aun aceptándose hoy sus bondades literarias, los referentes para los chicos de ahora pueden ser otros: Matilda, Manolito Gafotas o Harry Potter.

Miles de licenciados universitarios sin amor por la lectura

A pesar de que desde el ministerio de educación no se está haciendo nada para fomentar mejor la lectura, los españoles que son conscientes de la existencia de este problema, pero los datos de la encuesta realizada por la editorial Signo desvelan que para los españoles inculcar el amor por los libros es algo que corresponde a los profesores; eso es lo que opinan el 60% de los entrevistados que sugieren que es en la escuela donde los más pequeños deben fomentar el hábito de la lectura, pero Gianni Rodari ya el siglo pasado escribió que “encontraremos la culpa en los padres; hay demasiadas casas en las que nunca entra un libro, hay miles de licenciados universitarios sin biblioteca, hay muchos padres que ni siquiera leen el periódico y luego se sorprenden si sus hijos salen a ellos. Tenemos culpas públicas, de la escuela y del Estado, y también de nuestra alta cultura, siempre demasiado aristocrática para ponerse deberes pedagógicos”.

Nuevas formas de narrar, nuevas formas de leer

A pesar del contexto desalentador que la lectura está viviendo en nuestro país y en todo el mundo, hay propuestas innovadoras que la digitalización ha traído consigo, propuestas que si bien no corresponden al concepto de lectura que se tenía hasta hace unos años, no dejan de ser educación literaria puesto que mantienen la esencia de la narrativa: son las llamadas narrativas transmedia, concepto que fue introducido por Henry Jenkins en 2003.

La narrativa transmedia es un relato que se vale de múltiples medios y plataformas para explicar una historia. Por ejemplo, comienza en un cómic, sigue en una serie, se expande como un largometraje y termina como un videojuego.

Estas narrativas hacen del consumidor un lector activo, ya que sus principales características son la expansión narrativa y la cultura participativa. Ejemplos destacados de narrativa transmedia es Juego de Tronos, Star Wars o Piratas del Caribe.

SUSCRÍBETE A NUESTRO CANAL YouTube

Si te gustó este artículo, estos te interesan: 

Leer nos hace más empáticos

Cómo aficionarse a la lectura 

 

 

Sin Comentarios

Escribe un comentario

Tu correo electrónico no se publicará