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Literatura infantil y juvenil: un género dinámico y en constante evolución

El hábito por la lectura entre los más jóvenes se adapta al signo de los tiempos

El año pasado se celebraba el 150 aniversario de la publicación de la novela “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne. Fue un 7 de noviembre de 1872 cuando los lectores de Le Temps se encontraron por primera vez con los famosos Phileas Fogg y Jean Passepartout. Era el inicio del título más exitoso y popular del autor francés, el cual se enmarcaba en el proyecto de los Viajes Extraordinarios. Esta novela, una de las obras más traducidas de la historia de la literatura, fue la culminación de dicha colección. También se han realizado numerosas adaptaciones al cine y a la televisión, así como series de dibujos animados y videojuegos.

El editor Pierre-Jules Hetzel, el hombre en la sombra y responsable del éxito de Julio Verne, buscaba con los Viajes Extraordinarios educar a la población en cuestiones de geografía, ingeniería y ciencias naturales. Verne se documentaba a fondo antes de escribir, y cuando incluía en las novelas algún avance científico o tecnológico, era porque sabía que se trataba de algo posible. Esta forma de narrar estaba destinada al público adulto, pero poco a poco fue ubicándose entre las lecturas juveniles.

El siglo XX: el siglo de las novelas juveniles de misterio

A lo largo del siglo XX, especialmente en el ámbito anglosajón, se publicaron numerosas novelas cuyos protagonistas solían ser niños y adolescentes en busca de secretos y aventuras. Muchas de estas, a pesar de llevar bastantes años entre los lectores, gozaron de una enorme popularidad en las décadas de los 70 y 80.

La primera colección en aparecer sería la de Hardy Boys, creada por el estadounidense Edward Stratemeyer en 1927. En cada una de sus aventuras, los hermanos Frank y Joe Hardy, hijos del prestigioso detective privado Fenton Hardy, venían a realizar todo tipo de misiones detectivescas con gran atractivo. Posteriormente, en 1953, nacerían Los Hollister, una familia típica americana de clase media que siempre se veía envuelta en misterios y crímenes. Andrew E. Svenson, bajo el pseudónimo de Jerry West, se basó en su propia familia para crear a estos entrañables personajes. Siguiendo esta misma línea, pero en Reino Unido, aparecerían Los cinco, de la autora británica Enid Blyton. Sus novelas, desde 1942, se convertirían en una de las colecciones más influyentes del siglo XX. De hecho, en los últimos años se ha intentado reintroducir con algunos cambios para las nuevas generaciones.

En las décadas de los 70 y 80, los autores del siglo XIX estaban muy presentes en las estanterías juveniles. Los lectores más jóvenes leían obras que no estaban concebidas en origen para su edad. 

Todos estos libros compartían espacio con Julio Verne en las estanterías juveniles, al igual que ocurría con otros autores coetáneos como Mark Twain, Arthur Conan Doyle, Robert L. Stevenson o Jack London. Es decir, los lectores más jóvenes consumían sin ningún problema las obras escritas cien años atrás, aunque estas no estuvieran concebidas para ellos en origen.

J. K. Rowling y el cambio de paradigma

Desde el lanzamiento de la primera novela de Harry Potter escrita por J.K. Rowling en el año 1997, este personaje se convirtió en uno de los más populares y de mayor éxito de la literatura juvenil. El joven mago, convertido en icono entre muchos niños y jóvenes (y también adultos), impulsó una nueva oleada de sagas fantásticas, donde lo místico y oscuro cobraría una gran relevancia. Sin embargo, son muchos los que olvidan que el género infantil y juvenil ya presumía de una muy buena salud. Recordemos, por ejemplo, el fenómeno que supuso la colección Pesadillas de R.L. Stine, cuyas sesenta y dos novelas vendieron la friolera de 350 millones de ejemplares en todo el mundo, con traducciones a varios idiomas y una exitosa serie de televisión. Estas historietas terroríficas marcaron a una generación de niños que comenzó a entender que el miedo podía ser muy entretenido.

El fenómeno de Harry Potter no fue algo inédito. Antes de la llegada de J.K. Rowling, la literatura juvenil ya gozaba de una muy buena salud. 

¿Qué leen los jóvenes hoy en día?

Existe una creencia bastante generalizada acerca de los hábitos lectores entre los niños y adolescentes. No son pocos los educadores en lengua y literatura que afirman que sus alumnos solo leen las lecturas obligatorias que marcan durante el curso. No obstante, esta afirmación es bastante temeraria, ya que el sector editorial dirigido al público joven en España se considera uno de los más rentables del mundo, y cifras como las del barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España 2022 lo corroboran, con el 74,2% de población lectora entre los jóvenes de 14 a 24 años;  De ahí que podamos decir que la juventud de hoy está leyendo más que cuando nosotros teníamos su edad.

Además, un lector no solamente es aquél que lee libros. Hoy en día han surgido otras formas de leer, como se señala en un artículo publicado en el boletín del Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana: “Los adolescentes acceden a la lectura a través de la prensa, el cómic, la música, el cine, los diferentes audiovisuales, y todo tipo de pantallas”.

El sector editorial juvenil en España es considerado uno de los más rentables del mundo. De ahí que podamos afirmar que los jóvenes están leyendo más que cuando nosotros teníamos su edad. 

En la actualidad, del análisis de las ventas en librerías (tradicionales y online) y de los préstamos realizados en las bibliotecas, se observan diversas tendencias marcadas por el signo de los tiempos. Los jóvenes encuentran muy atractivas las novelas de fantasía como El legado del Bardo de Ana Calatayud, que les aleja de la realidad circundante, en contraposición a temáticas más próximas a sus emociones como la saga After de Anna Todd. Caben también destacar otros dos fenómenos literarios: Invisible de Eloy Moreno, recomendada especialmente por los psicólogos dada su cercanía a temas como el bullying; y la novela de suspense Alguien está mintiendo de Karen M. McManus sobre el acoso y el mal uso de las redes sociales.

Asimismo, editoriales como Anaya están realizando un notable esfuerzo por reintroducir entre el público actual las novelas de toda la vida. Sin ir más lejos, han lanzado una nueva edición de La vuelta al mundo en 80 días con fabulosas ilustraciones de David Guirao. Estas apelan a la era del vapor y a los grandes descubrimientos geográficos de finales del siglo XIX. Sin duda, una forma atractiva de volver a conectar con esas historias de siempre. A menudo la cultura es cíclica, además de tener una extraordinaria capacidad de reinvención. Si pusiéramos en fila todos los libros publicados para niños y adolescentes en España en un año, con toda probabilidad daríamos más vueltas al mundo que el mismísimo Phileas Fogg.

Finalmente, han empezado a surgir iniciativas que intentan vincular el libro tradicional con las nuevas tecnologías. Por ejemplo, el proyecto Möbius, coordinado por Eurecat, el Centro Tecnològic de Catalunya, creará una experiencia de libro inmersivo, interactivo y multiplataforma que irá más allá de todos los formatos de publicaciones actuales. Un futuro, que ni el mismísimo Julio Verne llegó a imaginar, pero que con toda seguridad le hubiera llamado la atención.

 

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