Inicio Educación Dime qué idioma hablas y te diré quién eres
España   Catalunia

Dime qué idioma hablas y te diré quién eres

Desarrollo lingüístico de niños multilingües

Hasta hace poco, muchos en Europa creían que tratar de dominar más de un idioma, especialmente idiomas menos «distinguidos» que el latín, el griego, el francés o el alemán, contribuía a enturbiar la mente. Esta opinión ya no se sostiene. Al contrario, el multilingüismo ahora es ampliamente considerado como una ventaja. Además de poder hablarlo, escribirlo y leerlo, aprender un idioma extranjero favorece el desarrollo de aptitudes interculturales, la sensibilidad ante las necesidades sociales y de comunicación con los demás. Ahora bien, ¿cuál sería la mejor edad para aprender un nuevo idioma?

La adquisición de un nuevo idioma a una edad temprana contribuye a la fluidez. La plasticidad del cerebro durante los primeros años de vida es asombrosa, de modo que los más pequeños tienen una habilidad innata para aprender. Así como los bebés aprenden a sonreír y a caminar observando a sus padres, adquieren también su lengua materna muy rápidamente y sin ningún esfuerzo. También adquirirán otros idiomas (como todo lo demás en la vida) si dominar ese idioma es crucial para su vida social. Cuando los padres hablan lenguas maternas diferentes, no hay duda de que al usarlas constantemente con sus hijos desde el nacimiento estos se volverán multilingües. De la misma manera, si las otras personas a su alrededor (cuidadores, escuela, amigos, etc.) hablan diferentes idiomas a los niños de manera constante y suficiente, los aprenderán. 

Después de los siete años de edad los niños comienzan a perder la capacidad natural de reproducir nuevos sonidos

 A algunos padres les preocupa que sus hijos mezclen los idiomas. Algunas mezclas son normales en el desarrollo lingüístico de un niño multilingüe. A medida que el niño crece, la mezcla involuntaria tiende a disminuir. Sin embargo, ciertas formas conscientes de mezcla pueden convertirse en características permanentes de la comunicación entre niños y adultos multilingües. Una de esas formas es pasar de un idioma a otro en la misma conversación. Otra es usar palabras del otro idioma para expresarse mejor. Esto no es señal de confusión, sino la movilización de un repertorio más amplio en un entorno multilingüe. Para minimizar la mezcla involuntaria y la confusión, es aconsejable que cada adulto se relacione siempre con un niño únicamente en un idioma. 

“Nunca es demasiado tarde para comenzar el aprendizaje de un idioma”


Los niños de familias monolingües se volverán totalmente bilingües al asistir, por ejemplo, a una escuela donde la instrucción se imparte en un idioma diferente al que se habla en el hogar. También pueden volverse trilingües si la escuela ofrece la posibilidad de inmersión en un segundo idioma.
Algunas investigaciones demuestran que la capacidad de aprender se reduce con el tiempo. Según estas investigaciones, después de los siete años de edad los niños comienzan a perder la capacidad natural de reproducir nuevos sonidos, lo que hace que la adquisición del segundo idioma sea más lenta y más difícil. Si bien los niños pequeños con todas sus capacidades intrínsecas de aprendizaje tienen una ventaja inicial sobre los niños más grandes, nunca es demasiado tarde para comenzar el aprendizaje de un idioma. Profesionalmente, la competencia en más de un idioma aumenta la probabilidad de encontrar un trabajo o acceder a mejores trabajos. Culturalmente, expresarse en otros idiomas facilita el descubrimiento de diferentes culturas, de su literatura y de sus tradiciones. Por último, pero no por ello menos importante, socialmente el plurilingüismo tiende a fomentar el entendimiento mutuo, la tolerancia y la confianza.
 
Elisabeth Ayala
Sinóloga, profesora de mandarín.

Bibliografía: 

https://www.intechopen.com/books/multilingualism-and-bilingualism/advantages-of-bilingualism-and-multilingualism-multidimensional-research-findings
 
https://www.linguisticsociety.org/resource/faq-raising-bilingual-children
 

Eric H. Lenneberg, Biological foundations of language. Nueva York: John Wiley and Sons, 1967

Sin Comentarios

Escribe un comentario

Tu correo electrónico no se publicará