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Una realidad ignorada

Suicidio adolescente

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el suicidio como un grave problema de salud pública, y así lo demuestran los datos, al menos en el caso de España. Si nos centramos en las cifras referentes a los jóvenes, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE) el suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de edad de entre los 15 y los 29 años, superado solo por las causas externas de mortalidad y los tumores. En los últimos datos disponibles, de 2016, se pone de manifiesto que 247 niños y jóvenes menores de 30 años se quitaron la vida, de los cuales 180 son hombres y niños y 67 son mujeres y niñas.

El suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de edad de entre los 15 y los 29 años

Según datos del INE, 247 niños y jóvenes menores de 30 años se quitaron la vida en 2016

No obstante, el suicidio es una práctica generalizada en todas las sociedades. En cifras, según la OMS, en 2012 ocurrieron en torno a 804.000 suicidios en todo el mundo, lo que representa una ratio anual de 11,4 suicidios por cada 100.000 habitantes (15 hombres por cada 8 mujeres), y por cada persona que se suicida hay otras 20 tentativas.

El suicidio en la adolescencia no se visualiza socialmente como una realidad, esta etapa está más vinculada a la vida, a la despreocupación, a la proyección de futuro que a episodios de depresión o muerte. Sin embargo, de las 247 personas que se han suicidado en 2016 según datos del INE, 58 eran adolescentes, es decir, solo tenían entre 15 y 19 años. Esta realidad alarmante nos lleva a preguntarnos la causa de ello.

El suicidio adolescente no se visualiza como una realidad, sin embargo 58 de las personas que se han suicidado en 2016 eran adolescentes

A menudo, en los casos que salen a la luz en los medios, los problemas familiares o el acoso escolar o bullying suelen ser la causa. Además, la adolescencia es un periodo de desarrollo estresante lleno de cambios mayores —cambios corporales, cambios en pensamientos y cambios en sentimientos—, y para algunos, cuando se combinan estos cambios con otros acontecimientos en sus familias, como el divorcio o mudarse a una comunidad nueva, el alejamiento de sus amistades, las dificultades en la escuela u otras pérdidas pueden afectarles, volverles tristes y abrumarles, lo que los convierte, a ojos de esos adolescentes, en problemas difíciles de superar.  En estos casos, el suicidio puede parecer una solución para algunos.

La violencia familiar (abuso físico, sexual, verbal o emocional) es sin duda un factor de riesgo que puede llevar a un adolescente al suicidio, pero también otros factores como la presencia de armas de fuego en el hogar o la exposición al comportamiento suicida de otros, ya sea en la familia, entre los compañeros o en los noticiarios e historias ficticias que leen; todo esto puede inducir al suicidio.

La exposición al comportamiento suicida en los medios de comunicación puede inducir a un adolescente a suicidarse

Generalmente no se debe a una causa única, pero es la única salida que ve la persona que está ante un intenso sufrimiento o ante una tensión y angustia que no puede seguir soportando.

Los intentos de suicidio comunican desesperación y son un grito pidiendo ayuda. Por eso siempre hay que tomar muy en serio las declaraciones de sentimientos, pensamientos, comportamientos o planes suicidas. 

Por ello, la formación de los profesores es fundamental como herramienta preventiva, ya que los adolescentes pasan muchas horas en las instituciones educativas conviviendo con ellos. Es en este ámbito educativo donde los alumnos suelen expresar sus dificultades y donde se puede percibir, por parte de los docentes, cambios de conducta y estados de ánimo.  De hecho, la OMS considera el ámbito educativo como un lugar excelente para desarrollar actividades preventivas adecuadas.

Según la OMS, el ámbito educativo es un excelente lugar para desarrollar actividades preventivas del suicidio

El rechazo, el miedo o la huida es una de las reacciones habituales entre las personas cercanas a los adolescentes ante la presencia de ideas suicidas, ya que desafortunadamente muchas personas siguen pensando que preguntar por el suicidio induce a hacerlo. No obstante, hablar sobre el suicidio no aumenta el riesgo, sino que lo reduce porque ayuda a la prevención.

 

Para más información visite:

http://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=7947

 

 

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