La memoria es una de las facultades más apreciadas por el ser humano. Nos permite recordar los momentos más estimados, los conocimientos más útiles y las experiencias más valiosas. Sin embargo, hay casos en los que la memoria empieza a desvanecerse, como sucede en las personas afectadas de alzhéimer; una forma de demencia que afecta a la memoria, al pensamiento y al comportamiento de las personas hasta interferir gravemente en su vida cotidiana.

El 70 % de los pacientes con demencia sufren alzhéimer

Esta enfermedad neurodegenerativa se presenta como una de las batallas más duras actualmente en el ámbito de la salud, y una de las situaciones más desafiantes y desoladoras que pueden experimentar los seres humanos. De hecho, el alzhéimer es la sexta principal causa de muerte en Estados Unidos, y las personas con esta afección viven una media de 8 años después de que los síntomas se convierten en evidentes, aunque la supervivencia puede oscilar entre 4 y 20 años, dependiendo de la edad y de otras afecciones de salud. En nuestro país se estima que más de 900 000 personas sufren demencia, y la causa más común es, precisamente, el alzhéimer, que puede representar hasta el 70 % de los casos.

Avances científicos

Aunque actualmente no existe una cura para el alzhéimer, las investigaciones son optimistas respecto a la posibilidad de frenar su progreso. Según la doctora Nina Agramunt Fontbuena, neuropsicóloga y divulgadora en la Fundación Pasqual Maragall, los esfuerzos recientes en la investigación de esta enfermedad se han concentrado en la detección precoz mediante biomarcadores. Estos indicadores biológicos prometen ser la clave para la aplicación de tratamientos más efectivos antes de que los síntomas sean plenamente visibles, abriendo una ventana de esperanza para millones de personas en todo el mundo.

«Hoy en día no estamos cerca de revertir los daños causados por el alzhéimer, pero estamos más cerca que nunca de conseguir ralentizar y, esperamos, detener su desarrollo»

No obstante, «hoy en día no estamos cerca de revertir los daños causados por el alzhéimer, pero estamos más cerca que nunca de conseguir ralentizar y, esperamos, detener su desarrollo», matiza la doctora Agramunt. Esta perspectiva marca un cambio de paradigma en el tratamiento de la enfermedad, con el objetivo de conseguir una mejor calidad de vida para los afectados.

Educando en la prevención

El alzhéimer, descrito hace más de un siglo por el doctor Alois Alzheimer, no es solamente una consecuencia del envejecimiento, sino que también está influido por factores como la salud cardiovascular y los hábitos de vida. En este sentido, la doctora Agramunt subraya la importancia de promover desde la infancia un estilo de vida saludable, que incluya la estimulación cognitiva, una dieta equilibrada y el ejercicio físico. Estos hábitos pueden jugar un papel crucial en la prevención del alzhéimer, favoreciendo un envejecimiento cerebral más sano.

Como bien afirma la experta, «cada vez vivimos más, y cada vez la prevalencia de esta enfermedad es mayor», de ahí la importancia de cuidar nuestra salud cerebral desde muy pequeños: «es una etapa cada vez más larga de nuestra vida, y debemos entender que tenemos las condiciones cada vez más favorables para vivirla con plenitud», recuerda la doctora Agramunt, y subraya que «esto se tiene que trasladar desde los programas de educación y enseñar que el resultado del envejecimiento tendrá mucho que ver con lo que hayamos hecho a lo largo de nuestra vida».

Se explica poco de la etapa del envejecimiento en las escuelas

Al respecto, Agramunt critica que «dentro de la educación, cuando se habla de las etapas del ciclo vital, se da un valor y un peso muy importante a las etapas del nacimiento, de la infancia, de la adolescencia, la etapa adulta… y cuando llegamos a la del envejecimiento nos la ventilamos con media página».

La enfermedad de Alzheimer no solo supone un reto para los que la padecen y sus familias, sino también para la sociedad en su conjunto. El reconocimiento de la importancia de un envejecimiento activo y saludable, así como la educación sobre los hábitos de vida que pueden reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, son pasos esenciales hacia una respuesta más efectiva contra el alzhéimer. Mientras la ciencia avanza en la búsqueda de tratamientos más efectivos, la prevención se perfila como la mejor estrategia para un futuro donde el alzhéimer pueda ser, si no evitado, al menos gestionado con más eficacia.

Fuente: Inèdit Agencia