Más del 75% de las escuelas palestinas están derruidas o dañadas
La infancia palestina lleva 7 décadas educándose bajo las bombas
La educación es un derecho, según la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración de los Derechos del niño. No obstante, en contextos de guerra y ocupación este derecho se ve totalmente pisoteado y olvidado, aunque hay países que se esfuerzan por garantizar este derecho, porque es la única llave hacia la libertad que tienen. Este es el caso de Palestina, que durante más de 75 años ha vivido bajo el yugo de los sionistas, soportando todo tipo de hostilidades: bombardeos, ocupación de terrenos y espacios, control, toques de queda, detenciones arbitrarias, asedios… entre otras.
Tan solo un 2% de analfabetismo a pesar de vivir más de 7 décadas resistiendo los ataques de la ocupación israelí
A pesar de ello, la sociedad palestina es una de las más alfabetizadas del mundo árabe; su tasa de alfabetización alcanza el 97,2% según datos de la UNESCO, algo insólito y sorprendente a la vez, pues en el resto de países con conflictos armados en activo la educación está totalmente deteriorada.
Limitaciones al sistema educativo
El sistema educativo palestino se caracteriza por tener tres etapas: la educación básica obligatoria, que incluye los grados 1 a 10 (etapa preparatoria, grados 1 a 4; y etapa de empoderamiento, grados 5 a 10); y la educación secundaria (grados 11 y 12), en la que se incluye tanto la general como las escuelas de especialización. Solamente se permite repetir de curso a partir de cuarto de primaria, y no existe la posibilidad de recuperar asignaturas para aquellos alumnos que hayan suspendido a final de curso.
El 65 % de las escuelas de Gaza funcionan con un sistema de dos o tres turnos, lo que acorta la jornada escolar, que a veces dura solo 4 horas.
Según UNICEF, hay grandes desigualdades de nivel entre el alumnado, pues algunas de las críticas que se le hacen al sistema educativo público palestino es que tiene un currículo educativo muy exigente, que obliga a aprender mucho en poco tiempo, lo que no concede espacio para asimilar bien buena parte del contenido. Es un sistema que quiere sacar lo mejor de su estudiantado, pero que tiene a su contra el tiempo y el espacio; la incertidumbre es una constante, y la muerte inminente en todo momento. De hecho, el 65 % de las escuelas de Gaza funcionan con un sistema de dos o tres turnos, lo que acorta la jornada escolar, que a veces dura solo 4 horas.
Sumado a ello, las leyes israelíes impuestas en los territorios palestinos impiden que los niños y niñas aprendan con seguridad y en condiciones; es muy frecuente el cierre de rutas sin justificación para impedir el acceso a las escuelas, patrullar colegios con una decena de militares armados con fusiles, o detener a niños de 12 años sin cargos, encarcelándolos en prisiones sin acceso a los libros.
El método de enseñanza existente en los territorios palestinos no deja de ser una herencia colonial como dijo el activista y teórico Edward Said, que reproduce el pensamiento y las aspiraciones postcoloniales al centrarse en la figura del profesor, enfocarse a la memorización, y ofrecer espacios de reflexión de las filosofías y las agendas dominantes.
Una alternativa a la educación colonial es el método educativo de Khalil Sakakini, que se orienta al descubrimiento de la naturaleza de Palestina recorriéndola
A pesar de ello, también surgen alternativas pedagógicas innovadoras y liberadoras como el método educativo de Khalil Sakakini, orientado a descubrir la naturaleza de Palestina recorriendo esta tierra, haciendo que los estudiantes exploren las aldeas y montañas como parte de su plan de estudios. Este Plan pone el foco en la cultura y la naturaleza árabe y palestina, con procesos de aprendizaje que abarcan experiencias de vida y conocimientos.
A pesar de su éxito, la educación en un contexto complejo no deja de ser un derecho vulnerable a las constantes violaciones que derivan de la ocupación israelí, llevando al país a una situación económica y política problemática que mantiene a muchos palestinos por debajo del nivel de pobreza. Muchos estudiantes abandonan la escuela para trabajar a una edad temprana, otros no pueden acudir siempre a clase porque las familias temen por su seguridad, debido a los ataques de los colonos, los múltiples puntos de control (checkpoint) y las dificultades de transporte.
Los docentes también se ven afectados por esta violencia, siendo constantemente objeto de ataques y teniendo que anular o modificar muchas veces el horario de sus clases o la ubicación. La UNRWA (Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina) incluso tuvo que cambiar el sistema de contratación en sus escuelas, pasando de regirse por el Currículum Vitae de la persona candidata, a priorizar la cercanía de su residencia al lugar de trabajo, para minimizar las ausencias del profesorado que provocan los bloqueos y restricciones impuestas por los militares de la ocupación.
Situación actual
En la actualidad, una nueva escalada de violencia está afectando a la región, con ataques masivos a la población y sus infraestructuras por parte de Israel. Escuelas, hospitales, hogares, todo se derrumba sobre ellos ante la atenta mirada de la comunidad internacional, impasible y siendo testigo de un genocidio en toda regla.
En este contexto, una quincena de países han decidido dejar de financiar a la UNRWA, la agencia de la ONU que brinda ayuda a millones de palestinos y palestinas en Gaza; Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Austria, Finlandia, Rumanía, Estonia, Letonia, Lituania, Japón o Australia son algunos de los Estados que han anunciado que suspenderán temporalmente esta ayuda, debido, según declaran, a la presunta participación de una docena de empleados de la Agencia en el ataque perpetuado en octubre.
“No se puede jugar con el futuro de los niños y las niñas. La UNRWA es el organismo encargado de gestionar el sistema educativo en la zona, cualquier recorte en su financiación afecta de lleno a la dignidad y el futuro de la infancia palestina”
La ONG Educo se ha mostrado preocupada ante esta decisión, por su impacto devastador en la infancia y en su derecho a la educación: “No se puede jugar con el futuro de los niños y las niñas. La UNRWA es el organismo encargado de gestionar el sistema educativo en la zona, cualquier recorte en su financiación afecta de lleno a la dignidad y el futuro de la infancia palestina”, asegura Paula San Pedro, responsable de Incidencia en Educo.
La función de las escuelas ahora es otra: 264 de ellas están siendo utilizadas como refugios por 1,4 millones de personas desplazadas internas
Y es que, más del 50% de la población en Palestina son menores, y muchos de ellos (en especial los residentes en la franja de Gaza), tras más de 100 días de conflicto han visto restringido su derecho a la educación. La totalidad de la población estudiantil, 625.000 estudiantes, y más de 2.500 profesores, han dejado de tener acceso a cualquier método educativo. La función de las escuelas ahora es otra: 264 de ellas están siendo utilizadas como refugios por 1,4 millones de personas desplazadas internas.
De hecho, desde el pasado 7 de octubre todas las escuelas están cerradas y la mayor parte de ellas (el 76%) han sido destruidas o dañadas según informa Educo: “El 95% de los niños y niñas palestinos están matriculados en educación básica. Las tasas de alfabetización son altísimas, y todo esto ahora puede quedar en nada”, remarca la coordinadora de Incidencia.
El corte de la ayuda humanitaria a Gaza está teniendo consecuencias devastadoras para la población Palestina, y en especial, para la infancia. Con cada bombardeo las necesidades aumentan y con ello la escasez de todo: agua, alimentos, medicinas básicas incluida la anestesia y el material para el tratamiento y cura de heridas… La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de la llegada inminente de una catástrofe de salud pública en la región, debido al colapso de las infraestructuras de agua y saneamiento.
Estudiar en Palestina nunca ha sido fácil, pero ahora más que nunca la infancia está en riesgo y su educación también. los estragos de la ocupación israelí han dejado secuelas a nivel físico y psicológico en ellos; en la actualidad los refugiados palestinos ya constituyen casi una cuarta parte de la población refugiada del mundo. Son la población refugiada más antigua del mundo, expulsados de sus tierras desde la primera guerra Árabe-Israelí de 1948.
Harán falta muchos años para reconstruir las escuelas derruidas y evacuar el resto. La educación palestina está herida y sanarla requerirá de una fuerte inversión, que según Educo se estima su coste alrededor de “855 millones de dólares”. Por el momento las consecuencias de este estrés permanente ya se empezaron a notar hace unos años, en el nivel de concentración del alumnado y en sus resultados académicos.
La destrucción aún sigue. 5 meses de sufrimiento, acechados por los tanques y las ametralladoras. Hasta el momento, más de 27.000 personas han muerto y más de 65.000 han resultado heridas, Además, se calcula que entre 7.000 y 8.000 todavía permanecen bajo los escombros, según las autoridades sanitarias locales. El movimiento dentro del territorio en busca de protección es constante: al menos 1,7 millones de personas en Gaza (casi el 75% de la población) están desplazadas a la fuerza en condiciones inseguras e insalubres. ¿Cuántas más muertes hacen falta? La invasión es una realidad, y el genocidio que se está cometiendo también.
Fuentes:
https://desinformemonos.org/ocupacion-y-educacion-en-palestina/
https://www.mundoarabe.org/educaci%C3%B3n_palestina.htm
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