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Racismo en la escuela disfrazado de laicismo

La túnica abaya musulmana prohibida por decreto en Francia

Una vez más, el gobierno de Francia en nombre de la libertad coarta el derecho de libre vestimenta en las escuelas. Primero fue el hiyab, velo que usan las mujeres musulmanas, ahora las túnicas y vestidos largos que llevan las mujeres porque Gabriel Attal, actual ministro de Educación y Juventud del gobierno de Macron, lo considera un ataque a la libertad del laicismo. Los límites de la libertad tal como los entiende la Administración francesa vuelven a asfixiar a la población estudiantil que practica la religión musulmana en nombre de un sistema laico castrador y aculturizador que busca construir al ciudadano francés perfecto sin espacio para la diversidad cultural.

¿Qué tipo de libertad es la que no te permite mostrar tu cultura?

Existen muchos símbolos culturales y religiosos plenamente integrados entre nosotros: las rastas en el cabello son una dedicación y un pacto con Dios, al cual los rastafaris llaman «Jah», que es una abreviación de la divinidad judía «Jehová», así como a los tres votos nazarenos, que aparecen en Números, el cuarto libro de la Biblia. Pero no son los únicos: el sijismo, una religión surgida en el norte de la India que fusiona el islam y el hinduismo, llama kesh a la acción de dejarse crecer el cabello, como un símbolo de respeto hacia la creación de Dios. Los niños llevan turbante y tienen prohibido cortarse el pelo. Las perforaciones en labios y orejas son símbolos de amor y fidelidad desde los tiempos de Abraham, quien ofreció un arete de oro para la nariz como regalo de compromiso a la futura esposa de su hijo Isaac. Para los maorís el tatuaje es un símbolo distintivo de reconocimiento social, por ello se tatúan la cara porque es la parte más sagrada del cuerpo. ¿Qué diría la Administración educativa francesa a un niño maorí con la cara tatuada, o a un niño sij? ¿Qué tipo de escuela inclusiva es la que no permite desarrollarse a los niños y niñas mostrando su cultura, sea la que sea?

Este nuevo decreto en el sistema educativo francés puede causar daños directos sobre la población estudiantil femenina, menor y de origen migrante

Las revueltas en las calles de los últimos meses se extendieron por todos los departamentos de Francia, han puesto en jaque al Gobierno francés y son solo el principio de una revolución de gente de color, con hiyab, rastas y lo que les apetezca llevar como símbolos de su identidad cultural y religiosa, símbolos que levantan ampollas y reabren heridas en los herederos de una revolución francesa donde el hombre blanco y el neocristianismo son los índices por los que se juzga la libertad, la igualdad y la fraternidad. En Francia, si no eres blanco y no vistes como un burgués europeo, entonces no tienes derecho a ir a la escuela y aprender, lo cual es una violación del Principio 8.º sobre el derecho a la educación y, por supuesto, del Principio 1.º de La Declaración Universal de los Derechos de los Niños, 1959: «Estos derechos les serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia».

Una libertad que pone en peligro la escolarización de  las niñas

Los colectivos docentes de las etapas de primaria denuncian el esfuerzo que supone para los profesores intentar evitar el abandono escolar temprano de niñas musulmanas, centroafricanas y de la India porque los ritmos de los planes de estudios no se adecuan a los ritmos biológicos y culturales de sus tradiciones. Ello lleva en muchas ocasiones al abandono escolar temprano de muchas niñas por motivos religiosos y culturales. Una ley que evite que las niñas puedan llevar sus ropas y complementos culturales favorecerá que las niñas sean enviadas de vuelta a su país de origen para casarse o para evitar estar en contacto con alumnos de su edad. Este nuevo decreto del sistema educativo francés puede causar daños directos sobre la población estudiantil femenina, menor y de origen migrante.

Francia debe reflexionar sobre qué sociedad ha construido y qué posos dejó la invasión del ejército de Hitler, que fue corta en el tiempo, de mayo a junio de 1940, pero tal vez sus raíces siguen creciendo y extendiéndose disfrazadas de libertad europea. Dicen que Francia «cayó» pero yo no veo que se haya levantado por ninguna parte.

Este artículo es una reflexión editorial de

Ángeles Gallardo

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