Inicio Educación ¿Cuál es la mejor forma de estudiar según la ciencia?
España   Catalunia

¿Cuál es la mejor forma de estudiar según la ciencia?

Subrayar demasiado y leer el texto varias veces no sirve de mucho

El tercer trimestre del curso escolar acaba de arrancar, unos meses que se caracterizan por la rapidez con la que se suceden, y por la cercanía de los exámenes finales. Para los que terminan etapa educativa, como es en el caso de los estudiantes de bachillerato el fin de curso supone la llegada de las últimas pruebas, que exigen muchas horas de estudio para su superación.

Los estudiantes hacen resúmenes, subrayan lo más importante o leen varias veces la información cuando tienen exámenes

Las técnicas de estudio tradicionalmente empleadas por el estudiantado son la elaboración de resúmenes del contenido, el empleo del remarcado para subrayar las ideas más destacadas, o la lectura reiterada de la información. Sin embargo, ¿son realmente efectivas estas técnicas? Según la ciencia estas no tanto, pero hay otras que sí funcionan.

Los que estudian haciéndose preguntas tienen un desempeño mejor que los que hacen resúmenes

En el experimento 2 de Bednall y Kehoe (2011) se comparó la técnica de resumir con la explicación a uno mismo, y el resultado ha sido favorable a esta última, que se presenta como una técnica superior. A la misma conclusión ha llegado King, A. (1992). Y es que, si bien hacerse preguntas a uno mismo no genera tan buen desempeño en el corto plazo que hacer resúmenes, en el estudio ha quedado demostrado que una semana después los que estudiaron haciéndose preguntas tienen un desempeño mejor que los que hicieron resúmenes.

A pesar de los resultados, hacer resúmenes no es una técnica desaconsejada, pero en las investigaciones sí se señala que se trata de un método que si se compara con otros está en inferioridad, y además puede conducir a formas de estudio no eficientes; por ello hacen hincapié en la importancia de aprender a hacer buenos resúmenes.

Asimismo, varios estudios apuntan a la velocidad con la que escribimos como factor determinante en la retención de la información. Por eso, es preferible escribir a mano antes que hacerlo en el ordenador dado que escribiendo en papel y lápiz nos vemos obligados a reflexionar sobre lo que estamos haciendo.

Para procesar mejor la información hay que escribir a mano

Precisamente, copiar a mano los párrafos más importantes es otra de las técnicas por las que se pueden optar. Los investigadores han descubierto que escribir con teclado no ayuda al correcto procesamiento de toda la información, mientras que la escritura a mano implica un acto cognitivo para resumir, parafrasear, organizar, mapear conceptos y vocabulario, así que es la mejor manera de alcanzar una comprensión más profunda de la información.

Junto con el sintetizado, subrayar las ideas más destacadas es también otro de los métodos populares entre los estudiantes. Sin embargo, en estudios como el de Peterson (1991) se brinda evidencia de que subrayar no ayuda a recordar más, e incluso parecería reducir la capacidad de responder preguntas inferenciales, es decir, aquellas que se pueden responder al unir varias ideas del texto y cuya respuesta no se encuentra de forma explícita en él. Y es que, al subrayar las personas prestamos más atención a conceptos individuales en lugar de conectar diferentes conceptos.

El peligro de esta técnica reside en su uso excesivo; en este sentido, Rickards y August (1975) han encontrado beneficios en el uso del subrayado, pero solo cuando es limitado a 1 oración por párrafo.

Leer varias veces el texto no equivale a estudiar

Una vez tenemos el resumen y el subrayado, otra de las metodologías de estudio a las que recurrimos es la lectura reiterada de nuestro texto. Al respecto, Callender y McDaniel (2009) en un estudio utilizaron libros de texto con estudiantes de universidad, quienes realizaron un examen inmediatamente después de su lectura, y obtuvieron resultados negativos. Por su parte, Weinstein, Mcdermott y Roediger (2010) muestran a través de 3 experimentos que la generación de preguntas y de autotesteo tienen mejores resultados que solamente releer el material, tanto en tests elaborados después de 30 o 40 minutos como después de 2 días del autotesteo.

La memorización es una de las técnicas más antiguas de estudio y aprendizaje. Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha aprendido historias de los antepasados, canciones, palabras de rituales, poesías… durante mucho tiempo la transmisión de conocimientos ha sido por la vía oral, así que la única forma de adquirir conocimientos y afianzarlos era memorizando y repitiendo.

Si repetimos algo suficientes veces nuestra memoria lo almacena de forma resistente

Durante el proceso de memorización la repetición es clave, puesto que el cerebro cuenta con dos tipos de memoria: la explícita que nos permite evocar verbalmente o por escrito todo tipo de conocimientos y nuestras experiencias personales; y la implícita que es la encargada de almacenar todos nuestros hábitos, tales como hablar, escribir, nadar o conducir. Si evocamos muchas veces una memoria explícita acaba por convertirse en implícita, es decir, en hábitos que podemos recordar de memoria.

Si un conocimiento nos interesa lo suficiente, la clave está en lograr que pase de la memoria explícita a la implícita, para asegurarnos de que realmente es un aprendizaje consistente. Hay muchas maneras de practicar esta técnica de estudio; desde la clásica repetición constante y sostenida en el tiempo, hasta la asociación de una información concreta a un lugar, objeto o momento.

Cada técnica de estudio tiene su uso

La memoria es algo inherente al ser humano, por ello no hay que eliminar el aprendizaje por memorización, lo que hay que saber es cuándo utilizarlo y cuándo no. Lo mismo sucede con el resto de técnicas, no todas son útiles para todo, dependiendo de la materia o el contenido que se quiera estudiar es recomendable una técnica u otra.

Finalmente el estudio mediante la explicación o exposición es otra de las opciones a las que recurren los estudiantes. Prueba de la efectividad de este método es la famosa técnica Feynman, ideada por el físico Richard Feynman, y que consiste en escribir el tema y explicarlo a otra persona o a uno mismo de manera sencilla para identificar aquellas cuestiones que no nos quedan del todo claro. Una vez identificadas las lagunas de estudio en el texto escrito y en la exposición, se procede a completar dichas lagunas con información relevante, para seguidamente volver a escribir el texto explicativo y a exponer.

La emoción es el motor del aprendizaje

Si bien todas las técnicas de estudio tienen sus ventajas y desventajas, hay momentos de bloqueo que aún empleando las mejores metodologías no logramos estudiar bien. En esos momentos la llave para desbloquear nuestra mente está en la emoción. Se ha demostrado científicamente que la emoción es el motor del aprendizaje; en un estudio realizado por Erk et al. (2002), utilizando la técnica de la resonancia magnética funcional, se investigó cómo afecta el contexto emocional al proceso de memorización. Se presentó a los participantes una fotografía que generaba emociones positivas, negativas o neutras y, a continuación, palabras que debían memorizar. El resultado fue que las palabras mejor recordadas eran las asociadas al contexto emocional positivo.

 

Fuentes:

https://elestudianteesceptico.wordpress.com/2020/02/02/tecnicasdeestudio/

https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0956797614524581

https://blogs.uoc.edu/cienciasdelasalud/neuroeducacion-como-ayuda-neurociencia-en-aprendizaje-educacion/

https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/07/13/la-memoria-un-recurso-fundamental-2/

https://theconversation.com/son-utiles-los-ejercicios-de-memorizacion-en-la-escuela-185971

https://elpais.com/ciencia/2021-09-06/que-es-la-memoria-y-como-podemos-activarla-para-aprender.html

Sin Comentarios

Escribe un comentario

Tu correo electrónico no se publicará